Nueva York y Washington. - Las dudas sobre las circunstancias y causas de la muerte del ex vicepresidente de Enron, John Clifford Baxter, cuyo cadáver fue hallado en Houston dentro de su propio vehículo, fueron descartadas por los médicos que practicaron su autopsia, quienes confirmaron que se suicidó con un disparo. A la vez, la Casa Blanca anunciaba la revisión de todos los contratos gubernamentales con Enron y su consultora Andersen, en un evidente intento por despegarse del escándalo.
El diputado republicano Jim Greenwood, aseguró que la muerte del ex vicepresidente de Enron fue recibida con "perplejidad" en el Congreso.Greenwood forma parte de la comisión investigadora del Congreso sobre el caso de la quiebra de Enron.
"No existe nada en los documentos que hemos examinado ni en los interrogatorios que hemos realizado que indique que Baxter tenía algún motivo por el cual avergonzarse", declaró el diputado a la NBC."Por esto no deja perplejos que, entre todos los protagonistas, haya sido justamente él quien se quitó la vida", agregó Greenwood.
Lo iban a interrogar
El legislador, a cargo del comité de Investigaciones de la Cámara de diputados, reveló que ese panel tenía intenciones de convocar como testigo a Baxter, cuyo cadáver fue hallado el viernes por la policía con un balazo en la cabeza.
Los legisladores tenían mucho interés en conocer el testimonio de Baxter porque, señaló Greenwood, parecía tener "conciencia" de la gravedad de las irregularidades en que estaba envuelta la Enron.
El cuerpo de Baxter fue encontrado en su automóvil en la ciudad texana de Houston. Anoche según informó la cadena CNN, los médicos que practicaron la autopsia de Baxter confirmaron que la suya había sido una muerte por suicidio, causada por un disparo.Junto al cuerpo de Baxter había sido encontrado un mensaje en apariencia escrito por su propio puño pero su contenido no ha sido dado a conocer aún públicamente.
El gobierno revisa contratos
El gobierno de Estados Unidos anunció que revisará sus contratos por un total de 70 millones de dólares con el gigante caído Enron y con la consultora Andersen, ambas envueltas en el mayor escándalo financiero de la historia del país que dejó a miles de personas sin empleo ni ahorros y a la Casa Blanca en serios aprietos.
La medida parece ser un nuevo esfuerzo del gobierno norteamericano de despegarse del escándalo de la Enron, que se declaró en bancarrota el 2 de diciembre último y que se destacó no sólo por sus grandes negocios en el sector energético sino por ser también uno de los principales sostenedores financieros de la campaña del presidente George W. Bush.
La Casa Blanca -donde el ex presidente del coloso energético, Kenneth Lay, tenía numerosos amigos, incluyendo el propio Bush, el vicepresidente Dick Cheney y varios ministros- puso en marcha una comisión especial que analizará si Enron y Andersen merecen seguir haciendo negocios con el gobierno federal.
Los directivos de Enron y de la Andersen -consultora que debía supervisar independientemente las maniobras contables de la empresa energética- están bajo intenso escrutinio del Congreso. Numerosos legisladores, en especial de la oposición demócrata, están ansiosos por interrogarlos.
La Casa Blanca está siguiendo de cerca la marcha de las investigaciones, en el marco de las cuales esta semana fueron convocados a declarar ante el Congreso algunos altos empleados de Andersen, en especial para conocer por qué la consultora dispuso una frenética destrucción de documentos sobre los negocios de la Enron.
Dentro de sus esfuerzos para despejar cualquier duda sobre su relación con la Enron, la administración Bush ordenó a la agencia federal que supervisa los contratos federales que decida si Enron y Andersen deben seguir o no en la lista de compañías que hacen negocios con el gobierno.
Las irregularidades contables de Enron y la decisión de Andersen de destruir documentos posiblemente comprometedores "dan una pobre imagen" de las compañías, señaló el director de Presupuestos de la Casa Blanca, Mitchell Daniels. En la carta que dirigió a la agencia federal que supervisa los contratos, Daniels pidió que se establezca si "los existentes contratos con Arthur Andersen y con Enron están siendo cumplidos de acuerdo a los términos acordados y apropiados".
Para peor, tanto Andersen con Enron tienen actualmente en vigencia contratos con el Ministerio de Justicia, la dependencia gubernamental que está investigando las maniobras irregulares.
Lay es un viejo amigo de la familia Bush, y sus negocios crecieron de manera meteórica después de que el presidente George Bush padre aprobó durante su mandato la desregulación de los negocios energéticos. Enron aportó medio millón de dólares a la campaña electoral de Bush hijo. Lay y su esposa aportaron luego, de manera personal, importantes sumas al "fondo de recuento" que el presidente puso en marcha durante la revisión de los controvertidos comicios de Florida.
Los empleados van a la Justicia
Mientras el escándalo de alta política sigue adelante, los ex empleados del coloso energético analizan las posibilidades de entablar procesos judiciales contra la compañía, que durante años los alentó a comprar acciones de Enron y, en las últimas semanas, cuando la debacle aparecía en el horizonte, les bloqueó la venta de las mismas.
Algunos grupos de ex empleados están planeando incluso para la semana entrante una caravana de autobuses desde Houston hasta Washington. La manifestación cuenta con el apoyo del líder demócrata Jesse Jackson. (Ansa)