Los investigadores del crimen del comerciante Gregorio Leguizamón, ocurrido el lunes pasado en una granja de Casiano Casas al 1400, están tras los pasos de un muchacho de 19 años con múltiples antecedentes penales, entre los cuales figuran otros dos homicidios. Conocido por el apodo de Costilla, el imputado estuvo vinculado al asesinato de un jubilado de 65 años y al de un hombre sospechado de distribuir drogas en la villa La Cerámica, en un violento ajuste de cuentas.
Fuentes allegadas a la investigación aseguraron que el joven delincuente está identificado en base al testimonio de vecinos que lo vieron escapar luego de balear a Leguizamón. Lo hizo a bordo de un ciclomotor, a toda velocidad y con un cómplice. La dupla huyó hacia el norte de la ciudad y se perdió por los pasillos de La Cerámica.
Las declaraciones de los testigos coincidieron con la descripción de un conocido delincuente de apellido Escobar. Se trata de un muchacho de 19 años años que arrastra casi 30 antecedentes penales por robo y robo a mano armada desde la época en que era menor de edad. En diciembre pasado había recuperado la libertad luego de purgar un tiempo de prisión en seccionales de la zona norte por varios asaltos. Pero los episodios más graves que figuran en su prontuario son dos crímenes.
El primero data de diciembre de 1999. Por aquel entonces, Costilla era menor de edad. Según recordaron allegados al caso Leguizamón, el muchacho y un cómplice interceptaron a Bonifacio Moreno, un jubilado de 65 años al que le sustrajeron dinero y lo mataron de un balazo. Ese homicidio ocurrió en Rivero y las vías del ex ferrocarril Belgrano, muy cerca de La Cerámica.
Un año después, cuando ya tenía la mayoría de edad, Costilla volvió a aparecer mencionado en la investigación de otro episodio de violencia: fue en el asesinato de José Luis Luna, un hombre con numerosos antecedentes y que fue ejecutado dentro de su negocio por tres o cuatro delincuentes. En ese expediente, Escobar aparece mencionado por su apodo pero nunca se pudo comprobar una participación directa en el hecho.
Varios testigos
Los detectives del caso Leguizamón aseguran que cuentan con varios testimonios que lo sindican como el muchacho que vestía la camiseta de Rosario Central cuando irrumpió en el negocio de Casiano Casas y mató a Leguizamón. "Tiene tantos antecedentes policiales que ya sabe que debe desaparecer un tiempo. Pero igual estamos alertas para caerle en cualquier momento", comentó un oficial.
La fuente consultada ayer comentó que Costilla tiene al menos 10 causas judiciales abiertas por robo calificado en las seccionales 10ª y 30ª. "Siempre vivió en La Cerámica hasta que su familia recibió una vivienda en el barrio Santa Lucía. Pero él sigue arraigado a la villa porque sus amigotes y cómplices están allí", admitió el portavoz.