Camiones de gran porte, motoniveladoras, tractores, chatas, todo sumó a la columna que recorrió ayer el centro de la ciudad y que confluyó al mediodía en el Monumento a la Bandera.
La marcha contó con la adhesión de los muchos rosarinos que se encontraban en las calles y se manifestaban aplaudiendo y arrojando papelitos al paso de la larga caravana que convirtió el tránsito en un caos. La consigna era la misma que la semana anterior provocó una movida de camioneros que estremeció al centro rosarino: oponerse a las restricciones financieras y reclamar la pesificación uno a uno de todas las deudas.
La movilización fue encabezada por transportistas de carga y productores rosarinos y también provenientes de varias poblaciones vecinas, como Roldán, Funes, Zavalla, Pérez, San Lorenzo, Capitán Bermúdez y Fray Luis Beltrán, entre otras, que conformaron la columna de varias cuadras de largo.
La marcha, originalmente convocada por la Asociación de Transportes de Cargas de Rosario y de Transportadores Rurales Argentinos (TRA), contó en esta ocasión con muchos autoconvocados al paso.
Bronca contra los políticos
Avanzando muy lentamente y haciendo sonar estridentemente sus bocinas, los manifestantes reclamaron además por "el fin del inescrupuloso manejo de las cuentas públicas", así como el "alejamiento de los políticos, jueces y funcionarios corruptos".
Como hace una semana, la columna recorrió inicialmente la avenida Pellegrini para continuar por avenida Corrientes hasta calle Wheelwright, haciendo un alto frente al emblemático edificio de la Bolsa de Comercio, ubicado en la esquina de Corrientes y peatonal Córdoba.
La policía, que siguió la marcha desde prudencial distancia, no reportó incidentes de ningún tipo, a pesar de que el tránsito se transfomó por momentos en un caos debido a la lenta marcha de la caravana, encabezada por un camión parlante. Un verdadero camionazo en pleno mediodía local.
Los manifestantes no hicieron sonar cacerolas, pero gritos y aplausos fueron la moneda corriente de una jornada signada por protestas múltiples.
"Que se vayan los ladrones, no damos más" decían los que se sumaban con su paso a la lenta caravana, mientras algunos buscaban las cámara de televisión y los cronistas de distintos medios para expresar su disconformidad con las medidas económicas del gobierno.
"No queremos que los políticos sigan robando, por que no se rebajan los sueldos", dijo una oficinista que salió a almorzar y se plegó espontaneamente a la protesta.
Una vez en el Monumento las máquinas viales y el sinnúmero de vehículos se desconcentaron, mientras sus conductores seguían manifestando con bronca e indignación. "No queremos corralito", vociferaron.