Año CXXXV
 Nº 49.371
Rosario,
sábado  26 de
enero de 2002
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Editorial
Cabezas, cinco años después

A cinco años del brutal asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, es necesario, hoy más que nunca, que se esclarezca definitivamente su muerte y que hasta el último de los implicados sea llevado ante la Justicia. Los familiares de Cabezas denunciaron que aún no fueron encarcelados todos los culpables y que ellos reciben amenazas en forma constante, lo que los obliga a vivir con custodia policial.
Ya fueron condenados Horacio Braga, José Luis Auge, Sergio González y Héctor Retana, quien murió el año pasado en la cárcel. El empresario Alfredo Yabrán, quien se suicidó en Entre Ríos, fue hallado autor intelectual del crimen. También fueron sentenciados Gregorio Ríos, ex jefe de seguridad de Yabrán, y los ex policías bonaerenses Gustavo Prellezo, Sergio Cammaratta y Aníbal Luna. Sin embargo, todos ellos son parte de una red mucho más amplia, que operó para establecer esa noche de enero una "zona liberada" en Pinamar, borrar pruebas y sembrar pistas falsas para entorpecer la investigación. Quizás son los mismos que aún hoy amenazan a los familiares de Cabezas.
Es necesario llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación, porque sólo de esa manera la libertad de informar estará a salvo. La impunidad de uno solo de los culpables es, consecuentemente, el triunfo de quienes aspiran a seguir viviendo al margen de la ley e imponer sus códigos de violencia y muerte.
En Cabezas, en el esclarecimiento de su muerte, también estará implícita una reivindicación a la memoria de cientos de periodistas que en el mundo, año a año, en cumplimiento de su deber, pierden la vida. Por sus firmes convicciones y su compromiso con la verdad, han sido vilmente asesinados y jamás se conoció quiénes lo hicieron. En Latinoamérica se ha vuelto, desgraciadamente, una práctica cotidiana para evitar que la verdad salga a la luz.
El de Cabezas es un caso emblemático, pero no el único. Ha habido demasiadas muertes de argentinos comprometidos con un país mejor, más justo y solidario, sin corruptos ni excluidos, que no se han investigado a fondo y que, para comenzar a transitar la necesaria reconciliación de la Justicia con la sociedad, deben esclarecerse.


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