Año CXXXV
 Nº 49.371
Rosario,
sábado  26 de
enero de 2002
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El agro sigue frente a las indefiniciones

Susana Merlo

Las marchas y contramarchas del sector oficial, sumadas a las cantidad de "hilos sueltos" en materia de resoluciones, no hacen más que mantener el estado de quietud del campo que, como cualquier empresario, necesita reglas claras y estables para poder operar. Más cuando hay que planificar por varios meses y hasta años de adelanto.
De ahí que lo está sucediendo no pueda sorprender. Por un lado, la reactivación de los distintos lobbies que ya tuvieron tiempo de reacomodarse y comenzar con sus presiones individuales. Por otra parte y lógicamente para cubrirse, la inmovilidad de los productores que prefieren sentarse sobre la cosecha o hacienda (los que pueden) ya que constituyen prácticamente los únicos actos convertibles, pero más grave aún es lo que se prevé si no hay un rápido cambio estratégico que, naturalmente debe exceder las meras declaraciones tipo "apostamos a las exportaciones", o "el sector agroalimentario es nuestro objetivo" son las pymes", como ya se escuchó varias veces.
Lo cierto es que si "no aparecen los hechos" la producción y por ende, las exportaciones, se van a resentir aunque un mercado interno siga tan recesivo como el año pasado y se tenga que vender al exterior lo que no se puede consumir internamente.

El blanqueo
De hecho, ya comenzó a blanquearse el volumen de la actual cosecha que no va a ser el que anteriores autoridades venían anunciando. En rigor, por caso, ya muchos hablan de alrededor de 15 millones de toneladas (varias menos que las versiones oficiales hasta hace uno dos meses atrás). Algo similar ocurre con el maíz, también con el girasol o con la leche, sector en el que se estima la caída del 2001 superó el 3 % mientras que para este ciclo ya comienza a calcularse no menos del 10 % de merma. Lejos para haber quedado los récords de las décadas anteriores, los 10.000 millones de litro y hasta el consumo superior a los 220 litros por habitante y por año. Entonces ¿a dónde vamos?. Porque menor producción no significa solo el achique o la desaparición de muchos productores, sino también la reducción de la actividad económica en gran porcentaje del país, menos servicios y por supuesto, mucho menor recaudación.Es cierto que hoy el campo no vende, pero tampoco compra y mucho menos paga. Por obvias razones no es hoy la prioridad de las empresas ni pagar los impuestos ni, mucho menos, los créditos, sean estos bancarios o comerciales.Y ¿cuánto se puede seguir así?¿Cuánto puede resistirse este círculo vicioso donde cada eslabón, en definitiva perjudica al otro?¿Qué resto tiene el país para seguir parado cuando ya lleva casi 2 meses de inactividad?.
Las empresas agropecuarias perdieron capital e ingresos en dólares a partir de la devaluación mientras que muchas deudas se incrementaron sensiblemente y el "beneficio" para la exportación (que no todo los rubros pueden aprovechar) por haber adoptado la medida hoy no se percibe más que en los cálculos teóricos de algún técnico o Así el campo siente que irremisiblemente va camino al achicamiento, aunque necesite, seguir apostando hacia adelante.


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