Walter Olmos era un chico que vivía en la calle producto de la pobreza de su casa catamarqueña. Y varias veces debió robar para poder comer. Paradójicamente la policía que antes se lo llevaba a la comisaría, ahora le hace de guardaespaldas. El signo del cambio tiene por nombre cuarteto, un ritmo cordobés que Olmos canta desde los once años y que le llamó la atención a Rodrigo, padrino de este nuevo ídolo de las bailantas. Aunque, según el propio intérprete, si su entorno cambió, eso no se notó en su personalidad: sigue viviendo en la casa de su madre, mientras maneja un Fiat Duna que él mismo le compró a su mamá. "Trato de estar lo más posible con mi familia, mis hermanos, me veo con los amigos. Prácticamente no salgo a ningún lado", comentó para agregar: "Si la fama me hubiera cambiado, la gente que está más cerca mío me lo hubiera reclamado". Un tipo sencillo y sincero que no oculta sus sueños, como el de cantar con la Mona Jiménez y Rodrigo, cumplido ya hace varios años. "Ahora mi sueño es hacer un hogar para los chicos de la calle en Catamarca, que no se use para hacer política. Después que sea lo que Dios quiera", culminó.
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