El circuito de video instalado en la farmacia de La Paz y Mitre jugó un rol protagónico para que se frustrara el asalto que intentaron perpetrar dos jóvenes armados en pleno mediodía de ayer. Los ladrones no se dieron cuenta de que una pequeña cámara filmadora registraba cada uno de sus movimientos, y tampoco imaginaron que el dueño del local observaba el desarrollo del robo en un monitor ubicado en una habitación contigua. El preciso llamado telefónico del farmacéutico a la policía y la rápida llegada de los móviles policiales hicieron el resto: los ladrones -que se habían jactado de contar con "todo el tiempo del mundo"- terminaron rodeados por un tropel de efectivos y no les quedó más remedio que entregarse. El intento de asalto se registró alrededor de la 1 de ayer en la farmacia La Paz, ubicada en la ochava noreste de la esquina de La Paz y Mitre. La dueña del negocio, Luján de Baclini, de 36 años, contó a La Capital que uno de los ladrones tocó el timbre del local y, una vez que le abrieron la puerta, entró rápidamente junto a un cómplice. En ese momento Luján estaba hablando por teléfono y enseguida se dio cuenta de que iban a asaltarla. “Me están robando”, le avisó a su hija, que estaba del otro lado de la línea y que se ocupó de llamar a la policía. Pero casi al mismo tiempo, el robo fue advertido por el esposo de Luján, el farmacéutico Gerardo Baclini, quien observó el accionar de los asaltantes a través de un monitor instalado en una habitación contigua al comercio. El hombre cerró con llave la puerta de su oficina y sin dudarlo discó el número del Comando Radioeléctrico (ver aparte). Mientras tanto, los ladrones exhibieron dos armas de fuego de grueso calibre, las martillaron y trataron de tranquilizar a Luján y sus empleados. "No va a pasar nada. Tenemos tiempo", les dijeron, sin saber que desde una corta distancia los enfocaba una pequeña cámara filmadora. Luego redujeron al cadete, a quien despojaron de su handy y las llaves de su moto, y lo encerraron en el baño junto al cajero y otros dos empleados de la farmacia. También se apropiaron del anillo de bodas de uno de los trabajadores y de cheques por un valor de 220 pesos que habían ingresado ayer al local porque era día de pago de las obras sociales. "Me quedé yo sola con los ladrones -continuó Luján-. Trataron de abrir la caja pero no podían porque la llave la tenía el cajero que estaba encerrado en el baño". Entonces, los ladrones fueron a buscar las llaves de la caja registradora, pero por más que intentaron y forcejearon les resultó imposible abrirla. Cuando habían pasado unos diez minutos, unos cinco patrulleros rodearon el comercio y la esquina se pobló de policías armados. "Estamos hasta las manos", dijo resignado uno de los maleantes. Sin intentar ninguna salida violenta, los asaltantes dejaron las armas sobre una vitrina y se entregaron sin ofrecer resistencia. Horas más tarde, desde la oficina de prensa de la Unidad Regional II se los identificaba como Jorge Martínez, de 24 años, y Néstor Fabián Osuna, de 33 años, a quienes les secuestraron los efectos robados.
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