Con el calor del verano se eleva la temperatura corporal y por razones que se desconocen empeoran los síntomas y aumenta la fatiga. El calor afecta a cada miasténico de manera distinta, por lo que será necesario evaluar la mejor forma de sobrellevarla. Lo más recomendable es que organice su agenda diaria por adelantado, de acuerdo a cómo se siente; beber mucho líquido durante el día y verificar con el médico si necesita aumentar la dosis de potasio. La excesiva transpiración produce la pérdida de esta sustancia y esto ocasiona la fatiga. También, es mejor evitar las piletas de agua caliente, tanto en verano como en invierno, porque producen la relajación muscular.
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