Año CXXXV
 Nº 49.367
Rosario,
martes  22 de
enero de 2002
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Una raza creada para la guarda y la defensa

Basta ver "La profecía" para saber que el doberman no goza de la mejor de las famas. Sin embargo, no sólo cuenta con detractores que denuncian su ferocidad, sino también con ardientes defensores que se nuclean en clubes de cría y adiestramiento. Lo que efectivamente se sabe es que se trata de un perro con mucha resistencia y velocidad, de carácter impetuoso y ciertas tendencias agresivas, especial para guarda y defensa, por lo que necesita de un amo que pueda dominarlo. Los criadores admiten que no es un perro ideal para familias porque su estabilidad emocional y su sociabilidad con extraños no son las mejores, aun cuando muchos de ellos pueden convivir tranquilamente con niños.
La historia de la raza puede echar luz sobre sus rasgos. El doberman debe su nombre a un vigilante y recaudador de impuestos de la zona alemana de Turingia llamado Friedrich Louis Dobermann, amante de los perros feroces, que hacia 1880 decidió crear un ejemplar a su medida.
Por ese entonces, Dobermann trabajaba como guardián de una perrera y por ende tenía acceso a numerosas razas caninas. Su idea era criar un perro grande, de pelo corto, valiente, alerta y muy vigoroso, a partir de ejemplares adquiridos en el mercado o capturados en el campo. Entre los antepasados del doberman a que el criador echó mano figuran, sin duda, el pinscher, el dogo alemán, el pastor de beauce y el rottweiler.
Sin embargo, fue otro alemán, Otto Göller, quien estableció de forma definitiva esta raza a través de otras aportaciones de sangre, sobre todo del terrier negro y fuego y, probablemente, del greyhound.
Los primeros ejemplares tenían un carácter bastante conflictivo, eran fieros y difíciles de dominar. Con el tiempo, se lograron especímenes de mayor estabilidad y más dócil comportamiento. Sin embargo, ese carácter les valió un puesto de honor en las dos guerras mundiales.
Durante la primera de las contiendas, se llevó a cabo la gran prueba de fuego para los ejemplares de la raza. El doberman demostró tener temple de acero, agilidad, poderío y seguridad, así como desconocimiento del miedo.
Tras el éxito mostrado en la Primera Guerra Mundial, los alemanes ponderaron positivamente esas cualidades y por ello, durante la segunda, las explotaron para obtener los resultados que anhelaban. Quizá por esa razón, trascendió la mala fama de la raza.


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