Un grupo de 120 suecos, entre ellos los descendientes del científico y marino argentino Luis María Sobral, viajan desde Buenos Aires a la Antártida para recordar el centenario de la odisea vivida por 29 hombres que quedaron varados dos años en el continente blanco hasta ser rescatados por la corbeta Uruguay.
Ayer, el grupo arribó a la cabaña donde vivieron los expedicionarios -desde fines de 1901 hasta noviembre de 1903-, por el naufragio del barco Antartic, encargado de rescatarlos de ese lugar.
Suecia, Noruega y Argentina, van a proponer a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que la corbeta Uruguay y la cabaña, sean declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad, al cumplirse 100 años de la odisea.
La encargada de Cultura de la embajada de Suecia, Marisa Villeli, y voceros de la Dirección Nacional del Antártico, señalaron que en estos días realizarán varios homenajes en recuerdo de esta hazaña que finalizó cuando el almirante Julián Irízar, al mando de la corbeta Uruguay, encontró a los expedicionarios divididos en tres grupos.
El primer viaje
La historia recuerda la epopeya del primer viaje a la Antártida de Suecia, que encaró el científico Otto Nordenskjöld, acompañado por marineros, científicos -entre ellos, el único argentino, Luis María Sobral, quien realizó observaciones meteorológicas e hidrográficas- y un pintor norteamericano.
Los exploradores salieron de Buenos Aires el 21 de diciembre de 1901 con el objetivo de realizar mediciones y distintos estudios en la Antártida, adonde llegaron el 10 de enero de 1902 y se quedaron en la isla Cerro Nevado, Nordenskjöld, Sobral y otros cuatro suecos, para realizar actividades científicas.
El resto de la tripulación zarpó hacia el norte para evitar que el barco quedara atrapado por los hielos, con el compromiso de regresar a fin de año.
Pero cuando viajaban a buscar a los científicos, el barco quedó encerrado en los témpanos y ante la creciente presión de éstos, la tripulación lo abandonó el 12 de febrero de 1903 y el Antartic naufragó ese mismo día. Antes de hundirse y por la barrera de hielo tres hombres partieron a pie hacia la isla Cerro Nevado.
Mientras tanto, y tras pasar un penoso año en una cabaña de madera de seis metros por cuatro y un refugio armado con lajas, los exploradores soportaron un segundo invierno en la Antártida escasos de provisiones y sin saber que el Antartic se había hundido.
Conmoción mundial
La falta de noticias conmovió al mundo científico de la época y el perito Manuel Moreno le pidió al presidente Julio Roca, que enviara un barco a rescatarlos, mientras el estado sueco mandaba tres naves a cumplir esa misión.
La corbeta Uruguay partió también a rescatar a los náufragos, y el 8 de noviembre de 1903 encontró a los primeros integrantes de la expedición; siguió rumbo a la estación invernal de Cerro Nevado, a pocos kilómetros, donde Nordenskjöld y los suyos vivían en medio de la incertidumbre.
El barco reacondicionado para la travesía regresó a Buenos Aires el 2 de diciembre de 1903 y fue recibido por 100 mil porteños -el 10 por ciento de la población de esa época-, que se agolparon en el puerto y cubrieron de flores las calles pisadas por los expedicionarios ya en tierra firme. En el 2001 quedó inaugurada en Suecia el Trienio de Cooperación Antártica Sueco Argentina para homenajear a los participantes de la expedición.
Participan la Dirección Nacional del Antártico, la Armada Argentina, el Secretariado Sueco para la Investigación Polar, la Sociedad Polar Sueca y el Museo de Historia Natural de ese país. Los festejos por el centenario de la Expedición Nordenskjöld comenzaron en octubre pasado con la inauguración de una muestra en el Museo de Historia Natural de Estocolmo.
En abril próximo habrá una muestra similar en el apostadero naval Buenos Aires en Puerto Madero y la semana que viene la expedición que viajará a la Antártida, visitarán primero la Corbeta Uruguay.
La choza de madera que levantaron Nordenskjöld y Sobral, se mantiene en pie gracias al trabajo del Museo del Instituto Antártico Argentino, después de que se declaró monumento histórico nacional y monumento histórico del Tratado Antártico. (Télam)