Washington. - Mientras el escándalo político financiero crece como bola de nieve, las acciones de la Enron volvieron a valer alrededor de cien dólares, pero puestas en un marquito plástico y vendidas a través de un sitio de subastas de Internet estadounidense donde se publicitan como souvenir del gigante energético caído en diciembre.
La triste reventa de los títulos, que en la realidad valen apenas algunos centavos, es una nueva muestra de la patética caída del gigante Enron, que con su quiebra se llevó los puestos de empleo y los planes de retiro de veinte mil personas, además de las pequeñas fortunas de otros miles que habían apostado a sus acciones.
En las últimas horas se supo que el presidente de la compañía, Kenneth Lay, incitaba a los empleados de Enron a comprar títulos de la empresa aun cuando ya sabía perfectamente que las maniobras contables irregulares la estaban llevando inevitablemente al colapso.
Lay, uno de los más grandes aportantes financieros a las campañas electorales de decenas de políticos norteamericanos, con el presidente George W. Bush a la cabeza, es ahora un paria social en Estados Unidos. Bush padre usó el avión privado de Lay para desplazarse entre Texas y Washington en varias oportunidades en el pasado reciente.
Reverenciado mientras estaba al frente del segundo coloso de la producción energética del país, el conductor de un programa económico de la cadena televisiva CNN se atrevió a llamarlo "weasel", comadreja, un término muy despectivo que en Estados Unidos se aplica a las personas que actúan con maldad.
Las acciones de Enron valían unos cien dólares -lo mismo que cotizan ahora los souvenir en el sitio de e-Bay- en agosto último, pero en septiembre ya estaban en caída libre. Sin embargo, Lay se empeñaba todavía en convencer a sus empleados que, "a este precio, son un buen negocio".
Lay afirmaba que el reporte trimestral de inminente publicación en ese momento sería óptimo para la empresa". Sin embargo, cuatro días después el tercer trimestre del 2001 se cerraba con los más desastrosos resultados en la historia de Enron.
La desregulación de Bush padre
En el sitio de e-Bay lo que se está vendiendo como pan caliente son los títulos conmemorativos de la empresa, distribuidos entre los empleados en los años de oro de la Enron, una compañía texana que se benefició grandemente con la desregulación energética impulsada durante el gobierno de George Bush padre.
En el sitio de subastas electrónicas también marchan muy bien otros souvenir coleccionables, como palos de golf, pads para el mouse de la computadora, bolsos, lapiceras y hasta decoraciones navideñas, todos con el logo de la compañía.
Entre los objetos más requeridos aparece un tazón para el café con una inscripción amargamente irónica que promovía el fondo de pensiones de la Enron": "Quién decide donde se invierte vuestro dinero? Solamente ustedes".
Todavía en septiembre, cuando los nubarrones ya aparecían en el horizonte pero todavía faltaba para la debacle del 2 de diciembre, Lay pedía a sus empleados -a través de comunicaciones electrónicas que "hicieran publicidad de los títulos y hablaran bien de la compañía a sus familiares y amigos".
"La compañía es fundamentalmente sana, a los precios actuales, las acciones son un óptimo negocio", insistía Lay en septiembre. Las declaraciones llevaron a los empleados a desistir de lo que podían hacer entonces y que podría haber salvado sus ahorros de toda la vida: vender los paquetes de pensión accionarios. La posibilidad se desvaneció el 26 de octubre, cuando la Enron impuso un bloqueo a las cesiones.
Los títulos de la Enron, ya en flexión respecto del pico de agosto, cuando habían alcanzado un valor de 100 dólares, se desplomaron poco después de la conferencia electrónica que Lay mantuvo con sus empleados a fines de setiembre.
El 26 de ese mes valían 25,15 dólares, un mes más tarde estaban a 15,40, y dos meses después apenas arañaban los 4,01 dólares. Ahora que ya no cotizan en bolsa, las contrataciones informales le asignan un valor de 51,5 centavos.
La conferencia online que Lay mantuvo con sus empleados podrá representar un grave cargo en contra del ejecutivo empresario, quien deberá presentarse ante la comisión investigadora del Senado el 4 de febrero próximo.
En efecto, Lay podría ser acusado de haber engañado a los inversores, un delito gravísimo en un país como Estados Unidos, donde gran parte de la población apuesta parte de sus ahorros en la Bolsa y donde muchos incluso forman allí sus paquetes de retiro.
Lay estaba perfectamente consciente de la situación de Enron por lo menos desde agosto, cuando recibió el ahora famoso memorando de la vicepresidente de desarrollo corporativo, Sherron Watkins, quien le advertía que si la empresa seguía adelante con sus maniobras contables irregulares, el futuro les deparaba "una explosión" y "una ola de escándalos". (Ansa)