El 9 de octubre de 2001, Francisca Calafat, de 81 años, realizaba sus compras habituales en el supermercado Tatan, en Milán y pasaje Trento, en la zona sur de Rosario. Poco después de las 9.30 dos delincuentes armados ingresaron con fines de robo al local y obligaron a todos los presentes a arrojarse al piso mientras los despojaban de sus pertenencias. La acción fue advertida por una vecina que dio rápido aviso al Comando Radioeléctrico. Entonces, los agentes entraron al súper y se originó un feroz tiroteo. Víctima de las balas cayó uno de los ladrones, Gonzalo Lizzi, de 18 años. Su cómplice, en tanto, logró escapar y fue apresado pocos días más tarde. Pero el intercambio de balas también alcanzó a Francisca, víctima inocente de la barbarie. Poco después, la investigación demostró que el proyectil que le quitó la vida a la anciana había salido del arma empleada por uno de los dos policías que llegaron para abortar el hecho.
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