Año CXXXV
 Nº 49.361
Rosario,
miércoles  16 de
enero de 2002
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La crisis. Retratos de vida de cuatro casildenses acorralados por la recesión
La clase media barranca abajo

Daniel Camiletti, transportista
"Hace un mes que no hay movimiento de cereales. Los colonos no pueden vender porque las cooperativas no pagan. Esto es porque a la vez los exportadores no les pagan a las cooperativas. En consecuencia no hay precios, las cooperativas están inactivas y no hay fletes. Tengo 50 años y hace diez que soy transportista. Nunca vi algo así. Tengo un crédito hipotecario en el Bisel que destruyeron. Saqué 15 mil dólares a 60 meses. Ya pagué 33 cuotas. Hice las cuentas y no amorticé capital, hasta hoy pagué puro interés. Saldé la mitad del crédito y debo exactamente lo que saqué. Y ahora como me atrasé me quieren rematar la casa. Fui a hablar para que me refinanciaran. Saben que soy cumplidor, siempre demostré voluntad de pagar. Mientras tuve pagué, si no puedo hacerlo ahora es por que al no haber mercado de cereales no tengo trabajo ni ingreso. Les expliqué eso pero ya no me atienden más. Soy trabajador y soy un hombre tranquilo. Pero la casa no me la van a sacar. Me ataron de pies y manos y ahora me mandan un doctor de Arequito. Voy a defender la casa como sea. Por mis tres hijos que lo voy a hacer".
Germán Zarantonello, productor
"Tengo 28 años y trabajo en el campo desde los 16. Hacemos crianza de cerdos y producción de frutas y cereales. Mi padre invirtió 20 mil dólares en instalar el criadero que tuvimos que liquidar, fusilados por la importación de Brasil. Cuando empezó a decaer el precio de la fruta y los cereales, a partir del 97, para mantener la actividad y a nuestro personal nos endeudamos primero con las cooperativas, después con los bancos. Nos refinanciaron cien veces y deudas de 20 mil pesos pasaron a ser de 50 o 60 mil. A esta altura dejamos de pagar aportes jubilatorios, la obra social. Para colmo todo se agravó porque nos empezaron a venir de vuelta los cheques de chacareros, toda buena gente, que compran nuestros productos. Ahora sobrevivimos por la fruta y la verdura, pero tenemos 30 mil pesos por cobrar y no sabemos si alguna vez será posible. En el 91, con Erman González, en el banco nos transformaron la plata de una cosecha de cebada en bonos. Y ahora nos tratan muy mal; cuando le explicamos al gerente cómo llegamos a esta situación nos dijo que vendiéramos las 80 hectáreas que nos quedan. Amo al campo y sólo aposté a producir. Pero nos arruinaron la vida.
Guillermo Trabuchi, comerciante
"Tengo 57 años. En los 30 que llevo en mi rubro siempre nos manejamos de la misma manera: recibíamos de nuestros clientes cheques a fecha y los canjeábamos en los bancos cuando me hacía falta dinero. Hace 50 días pese a tener mi operatoria en regla el banco dejó de comprarme cheques de terceros, que siempre presenté de buena procedencia. El argumento era que el cheque que yo les vendía iba a venir de vuelta porque todo el sistema bancario había dejado de comprar cheques y por tanto el que lo libraba tampoco podría hacerse de los fondos para cubrirlo. Entonces al cortarse esa masa flotante de dinero que nos permitía evolucionar nos dejó a todos colgados. Ahora ocurre que habiendo hecho transacciones y teniendo plata no puedo vivir. No puedo afrontar pagos, me descapitalicé, tuve que parar de comprar. La paradoja es que Duhalde habló de un pacto con la producción el día después de asumir y nosotros terminamos como rehenes de los bancos. He dejado de ser un tipo feliz. Cuando me dejaron de comprar cheques en el banco fue igual a que si me dijeran que era un idiota".
Hugo Racca, hotelero
"En esta ciudad, donde no existe el turismo, vivimos casi exclusivamente del corredor de comercio que viene con su portafolio a vender. Mi padre construyó el Hotel Casilda en los años 60 cuando el movimiento que generaba el campo y las metalúrgicas estaban en pleno auge. Los vendedores que venían lo hacían a partir del impulso de estas actividades. A partir del 78, con la depresión económica que se desató, todo empezó a resentirse. Nosotros en lo coyuntural sentimos menos el problema que quienes operan con cheques, porque trabajamos con efectivo o tarjeta de crédito. Es muy raro que nos paguen con valores. Pero obviamente estamos afectados por la inactividad económica porque los vendedores dejan de venir ya que no venden nada: no hay dinero y por lo tanto no hay compradores. En un hotel con 48 habitaciones ayer teníamos dos personas durmiendo. La gente salió a la calle por todo esto, lo lamentable es que era una movilización histórica por lo masiva y por culpa de pocos terminó en un desbande. Va a ser muy difícil movilizar a la gente después de lo que ocurrió"


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