La tragedia desatada en una casilla de un barrio periférico de Concordia la madrugada de ayer, que costó la vida de cuatro hermanitos, tiene un antecedente tan horroroso como cercano en el tiempo. En septiembre del año pasado, una humilde vivienda del barrio santafesino de Las Flores ardió y atrapó entre las llamas a seis hermanastros. Como en el caso de Entre Ríos, una de las hipótesis que manejaron los investigadores fue una venganza. La madrugada del 23 de septiembre de 2001, una casa de maderas y chapas ubicada en Pavón al 5600, en la zona noroeste de Santa Fe, se convirtió en una trampa mortal para seis menores. Cayetano Bento, de 10 años; Juan Bento, de 9; Rocío Bento, de 8; Ezequiel Gómez, de 7; Romina Yoborsky, de 11; y Natalia Yoborsky, de 10 años, murieron calcinados mientras dormían. En tanto, Diego Yoborsky, de 16 años, pudo salir de la casa aunque con gravísimas quemaduras en el 80% de su cuerpo y Jesús Francisco Bento, de 15, salió prácticamente ileso del desastre. En un primer momento la policía supuso que el fuego había sido originado por un desperfecto eléctrico provocado por el recalentamiento de un ventilador. Sin embargo, la investigación derivó en un insólito y aterrador motivo: el incendio fue provocado por la disputa en la tenencia de una bicicleta. A pesar de que nunca se informó oficialmente acerca de como se había originado dicha disputa, se supo que uno de los hermanos mayores de las víctimas había sustraído el rodado y su dueño le exigió que se lo devolviera. El reclamo derivó en una pelea verbal y amenazas cruzadas que derivaron en el siniestro. Tras ello, trascendió que las pericias hechas sobre la casilla arrojaron como resultado que el fuego fue encendido con premeditación mediante el uso de combustible.
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