 |  | cartas Los milagros existen
 | Muchas veces escuché esas palabras, pero el 4 de diciembre pasado, cuando todo hacía sentir que sería un día de tantos, de pronto me encontré viviendo una pesadilla atroz. Pero paradójicamente, vislumbré tan sólo sentimientos de amor, grandeza y humildad. Dios puso en mi camino un angel llamado Iara. En este nombre quiero encerrar el agradecimiento infinito a todas las personas que con sus distintas creencias han pedido por mi salud. A los diez donantes de sangre, a las cadenas de oraciones, a todas esas plegarias profundas de fe que hicieron que este milagro sea posible, el de estar nuevamente con los míos. Mónica Arias
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