Los Pozos, Colombia. - Colombianos residentes en este enclave desmilitarizado dominado por las Farc se preparaban ayer para iniciar un éxodo si el enviado de la ONU y la principal guerrilla izquierdista del país fracasaban anoche en su último intento por salvar el proceso de paz antes de que venza el ultimátum del gobierno. Las negociaciones llevadas a cabo por la tarde no dieron resultado, y quedaban sólo cuatro horas hasta la hora límite. Dos horas después, hacia las 19, a dos horas y media del límite horario para los diálogos, el enviado de la ONU, James Lemoyne, se mostró optimista y dijo que no estaban lejos de un acuerdo, y que se quedaría toda la noche en la zona. También agregó que estaba en contacto telefónico con el presidente Andrés Pastrana y que este estaba deseoso de lograr el acuerdo.
Pastrana impuso a las negociaciones las 21.30 de anoche hora colombiana como el punto de no retorno: si no había acuerdo, las fuerzas armadas retomarían la zona de despeje concedida por el mismo Pastrana a las Farc hace tres años. Previamente, se darán 48 horas a los rebeldes para abandonar pacíficamente la zona, aunque estos ya anticiparon que sólo abandonaran las zonas urbanas.
El enviado de las Naciones Unidas, James LeMoyne, terminó hacia la media tarde local una segunda ronda de conversaciones con los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), en un último esfuerzo por revivir la agónica negociación que de romperse llevaría al país a una agudización de su conflicto armado. "Estoy aquí hasta último momento", aseguró el enviado de la ONU.
"Hemos pasado el día de ayer (por el sábado) y la noche en "discusiones muy constructivas. Vamos a seguir trabajando, esperamos tener noticias más tarde. Trabajamos con espíritu muy constructivo y creo que vamos para adelante", aseguró LeMoyne en declaraciones a la prensa antes de iniciar el nuevo encuentro, que terminaría sin resultados a las 17.30 locales. Luego se iniciaría otro que seguía en curso hacia las 19, con más declaraciones optimistas del enviado de la ONU.
De no lograr la reanudación del proceso, las Farc tendrán 48 horas, hasta el próximo lunes, para replegar a sus combatientes de la zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados, del tamaño de Suiza.
Retirada limitada
Pero líderes rebeldes advirtieron que en esa situación sólo saldrán de los cinco municipios ubicados dentro de la zona y que seguirán, como históricamente lo han hecho, controlando las apartadas sabanas y tupidas selvas.
El segundo día de la reunión entre LeMoyne y los rebeldes se realizó en un ambiente de moderado optimismo entre las partes, en medio de un sofocante calor y en una cabaña construida con madera y paja, a escasos metros de un grupo de periodistas que esperaban ansiosos el desenlace.
Guerrilleros con uniformes verdes, fusiles AK-47, pistolas y granadas en sus cinturas, vigilaban discretamente los alrededores del sitio de la trascendental cita.
120.000 civiles en peligro
La expectativa es generalizada en el enclave y entre las casi 120.000 personas que residen en esta zona -que el gobierno le cedió a las Farc en 1998 para facilitar los diálogos de paz- esperan noticias por la radio y la televisión.
"Siempre a uno le da miedo. Si se rompe la negociación, yo me iría porque tengo esposa y dos hijos, y de pronto vienen y lo matan a uno", declaró un hombre de 32 años, mientras despachaba en un almacén de víveres que funciona en una casa de madera y techo metálico.
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Coche bomba contra militares
A unos 50 kilómetros al norte del enclave, en la localidad de Granada, estalló ayer en la tarde un coche bomba que dejó 16 heridos, entre ellos dos niños y cinco mujeres, según informó el médico del hospital municipal, John Chica. Entre los heridos había siete soldados.
Pese a que este tipo de atentados son muy comunes en todo el país, la explosión del coche bomba, estacionado frente a un conjunto residencial y un batallón militar de tropas que se aprestan a actuar en la zona de despeje, aumentó la zozobra y el temor de la población, que ya había sido víctima del estallido de otro vehículo hace dos semanas. Por el destinatario y el momento elegido, hay pocas dudas que fueron las Farc a poner el artefacto.
Los habitantes de esa zona agrícola y ganadera del sur de Colombia temen que después de la ruptura del diálogo entren a la zona escuadrones paramilitares de ultraderecha, que combaten a la guerrilla y a sus colaboradores.
"Si el ejército llega, acá también llegan los paramilitares; ellos acaban con familias enteras", afirmó Johana, una mujer de 25 años, madre de tres hijos.
El gobierno guarda silencio, mientras que las Fuerzas Militares completaron el tercer día de preparación para un operativo con vistas a ingresar al área, con unos 12.000 hombres, aviones, helicópteros y tanques de guerra, en caso de que lo ordene el presidente Pastrana (Ver aparte) \El país sudamericano productor de petróleo, carbón, café, flores y bananas está azotado por una guerra interna desde hace 38 años, la más duradera del continente, que ha dejado 40.000 muertos, la mayoría civiles, sólo en la última década. (Reuters)