Un minucioso informe que indaga aspectos de la personalidad de Adolf Hitler atribuye al carácter de su padre, un hombre extremadamente violento, influencia en el desarrollo de la perversidad del responsable del Tercer Reich. Los pormenores de ese archivo dan cuenta de la infelicidad que distinguió la infancia del líder de la Alemania Nazi, al tiempo que destaca las cualidades sádicas del padre y los rasgos casi incestuosos asumidos por los vínculos de la rama materna de su familia.
Los detalles sobre la vida privada y familiar del Führer fueron incluidos el jueves pasado en la edición del diario alemán Bild, que publica partes de archivos de la CIA hechos públicos durante los últimos meses en Estados Unidos. El documento de los servicios secretos estadounidenses es un acta definida como "top secret", y está compuesta de 68 páginas.
Se trata de un informe redactado el 3 de diciembre de 1942 por el OSS (Office of Strategic Studies), el antepasado de la CIA que la primavera pasada comenzó a hacer públicos millares de informes sobre Hitler y el nazismo.
"Una mirada al árbol genealógico de Hitler revela las relaciones casi incestuosas de su familia", se lee en el documento publicado por Bild, en referencia al conocido lazo de parentesco existente entre la madre del Führer, Klara Poelzl, y el padre, Alois Schicklgruber, que además reconoció al hijo sólo en un segundo momento.
"El padre de Hitler era 23 años mayor que su mujer, y al momento del nacimiento de Adolf en 1889 ya tenía 52 años. Todos los datos disponibles -agrega el documento- dejan entender que el matrimonio era infeliz".
"El único dato cierto que emerge de la niebla de tal matrimonio es que el padre de Hitler era un sádico...", se lee en el dossier de la CIA. Golpeaba también a sus hijos y ocasionalmente, cuando estaba de mal humor, incluso a su esposa Klara".
La violencia del padre del Führer se expresaba en detalles brutales. Con frecuencia golpeaba por largo tiempo y sin piedad a su perro, a tal punto que el animal terminaba orinando sobre la alfombra.
Relevando cómo durante su difícil adolescencia Adolf Hitler desarrolló "una mezcla de narcisismo y complejo de Edipo", el documento sostiene que el jefe del nazismo "despreció siempre la educación".
"Más allá del alemán no hablaba ningún otro idioma, y no escuchaba por la radio ninguna transmisión proveniente de otros países, excepto las transmisiones en alemán desde París y Moscú".
"Hitler escribía poquísimas cartas... y no utilizaba nunca la máquina de escribir... No llevaba nunca consigo lápices, lapiceras o papel, y nunca tomaba apuntes". La única cosa que hacía -se lee en el documento- eran "dibujitos y garabatos". Se trataba normalmente de "banderas, símbolos del partido, reproducciones escenográficas, retratos y casas".
Además, "no consultaba jamás el calendario o una agenda personal". Sus compromisos eran seguidos por sus más estrechos colaboradores. "Yo no tengo una vida privada, ni correspondencia privada", decía a menudo Hitler según el documento. "Todo es leído antes de que yo lo reciba. Este es el precio que debo pagar". (Ansa)
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