En el mismo lugar donde fue hallado el cadáver de Yanina, algunos meses después del hecho sus familiares plantaron un fresno y construyeron una pequeña capillita recordatoria. "Yanina, tenerte no podemos, pero olvidarte jamás", dice un corazón atado al tronco del árbol que crece fuerte y sano como los padres de la joven habían querido que lo haga su hija. Yanina había terminado de cursar el 5º año en la Escuela de Enseñanza Media Nº 408 y quería estudiar fotografía publicitaria. Había desistido de hacer el viaje de egresados para comprarse una máquina fotográfica que jamás pudo usar.
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