Año CXXXV
 Nº 49.354
Rosario,
miércoles  09 de
enero de 2002
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Sentencia por el asesinato de Yanina Cámpora
Penas máximas para los dos autores de un horrible crimen
Violaron y mataron a una chica de 18 años. Uno recibió reclusión perpetua y el otro prisión perpetua

Jorge Salum

Un juez local condenó a reclusión perpetua, la pena máxima prevista por la legislación penal argentina, a un joven que a fines de 1998 violó y mató a una chica de 18 años, y a prisión perpetua a otro muchacho que participó del mismo crimen. La diferencia es que mientras el primero no podrá acogerse a ningún tipo de libertad anticipada antes de cumplir 25 años en la prisión, el otro sí podrá hacerlo siempre y cuando tenga buena conducta y reúna otros requisitos. Ninguno de los dos aceptó el fallo, que fue apelado por ambos.
Ambos fueron condenados por el homicidio de Yanina Natalia Cámpora, de 18 años, a quien previamente atacaron sexualmente. El fallo fue producido por el juez de Sentencia Nº 5, Ernesto Genesio, secretaría de Ernesto Eiris.
Si bien las sentencias judiciales son públicas porque forman parte de los actos de gobierno de un poder de la Nación, en el juzgado de Genesio no quisieron revelar la identidad de los culpables para evitar una venganza dentro de la cárcel. "No se trata de ocultar información, pero todos saben lo que pasa con los violadores dentro de las prisiones", argumentan en el entorno más cercano del magistrado. Por esa razón, el fallo -que salió los últimos días de diciembre- permanece guardado bajo llave en el juzgado.
Este diario tiene los nombres de los acusados, a quienes la policía identificó cuando fueron detenidos, pero no los publica para preservarlos de eventuales ataques dentro de la prisión. La víctima vivía junto a su familia en el barrio Cristalería.
El crimen cometido por estos sujetos, que en aquel momento tenían 19 y 18 años, fue horrible. Juntos interceptaron a la joven en la calle durante las primeras horas del 12 de diciembre de 1998, frente a un campo de deportes y a 3 o 4 cuadras de su casa. Allí mismo, en un baldío oscuro, la violaron. Todo ocurrió poco después de que la chica regresara de bailar junto a su novio, a eso de las 5 de la mañana de aquel día trágico.

Espeluznante
Una vez que la sometieron, los agresores decidieron matarla. Buscaban evitar así que algún día la chica los denunciara y los reconociera. Como no tenían armas, resolvieron hacerlo con lo que encontraran a mano. Entonces la dieron vuelta, la pusieron boca abajo y uno de ellos -el que recibió reclusión perpetua- le arrojó un bloque de cemento sobre el cráneo. Según los forenses, la muerte fue instantánea.
Para el juez Genesio, el homicidio se cometió con el objeto de garantizar la impunidad del delito previo, que fue la violación. Pero junto a estos dos tipos penales (el homicidio y la violación calificada por la intervención de dos personas), el juez también los sentenció por abuso deshonesto y privación ilegítima de la libertad.
Para descubrirlos fueron fundamentales una serie de pericias practicadas por los forenses y criminólogos que participaron de la investigación. La principal prueba en su contra es que el ADN practicado sobre el líquido seminal hallado en el cuerpo de la víctima demostró que pertenecía a los acusados. Lo mismo sucedió con los pelos y restos de sangre que quedaron en las uñas de la chica, en un intento desesperado por defenderse. Todo este material fue prolijamente peritado, y los resultados de esos estudios fueron contundentes: los sospechosos son los culpables.
Por si fuera poco, hubo testigos que señalaron a los acusados. Uno de ellos vio a uno de los agresores con su camisa ensangrentada en un horario que coincide con el del ataque. Otro declaró que el segundo criminal fue a verlo a su casa después del hecho y que estaba muy nervioso. "Nos mandamos un moco", contó que le dijo. Y así quedó escrito en el expediente.



Yanina Natalia Cámpora, la víctima del feroz asesinato.
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Un diálogo tenso en el interior del juzgado
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