Año CXXXV
 Nº 49.354
Rosario,
miércoles  09 de
enero de 2002
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Nuevo plan. El Episcopado quiere que la dirigencia haga un mea culpa
La Iglesia hizo responsable de la crisis a la clase política y sindical
En un documento les pidió a las instituciones privadas y públicas que cambien de mentalidad y comportamiento

La Iglesia convocó ayer a todas las "instituciones privadas y públicas" a que reconozcan los "graves errores" cometidos y consideró que los dirigentes que "no se sientan capaces de hacer los renunciamientos necesarios" deberían dar un paso al costado.
A través de un duro documento que lleva como título "Reconstruir la patria", la comisión permanente del Episcopado evaluó que "ningún sector e institución puede decir que no es responsable de la situación que sufre la patria" y destacó que el análisis de la crisis deben hacerlo "muy especialmente los partidos políticos y los sindicatos, pero también las cámaras empresariales y las entidades financieras".
Tras dos días de deliberaciones extraordinarias, el cuerpo colegiado que preside monseñor Estanislao Karlic (Paraná) exhortó además a esas instituciones a abrir un espacio de discusión para que estén dispuestas "a reconocer graves errores y a adoptar cambios profundos de mentalidad y de comportamientos".
Luego de destacar que ese "examen es premisa indispensable para que se entable un diálogo fecundo entre todos los ciudadanos y sectores de la sociedad argentina que lleve a acuerdos fundamentales, conforme a los cuales conducirnos en el futuro", los obispos reiteraron que la Iglesia "está dispuesta a alentar iniciativas de diálogo entre los diversos sectores sociales y políticos".
El severo pronunciamiento se conoce apenas un día después de que la cúpula del Episcopado le reiterara al presidente Eduardo Duhalde -en su primera reunión desde el cambio de gobierno- su predisposición a favorecer un diálogo intersectorial que ayude a superar la gravísima emergencia.
En el texto, los purpurados consideraron que "la crisis terminal que vivimos indica una claudicación grave en la moral social; es decir, en la responsabilidad de la conducta con respecto a la sociedad y a sus diversos componentes".
Destacaron además que "sobre esto han de examinarse con sinceridad no sólo las personas sino también las instituciones, privadas y públicas, y, a no dudar, lo han de hacer los tres poderes del Estado y las entidades que dependen de él".
Asimismo, aclararon que "la incertidumbre" provocada por los acontecimientos políticos, económicos y sociales que se han sucedido en estos días "no nos desespera" y destacaron que la patria "está gravemente enferma por una larga afección moral, reflejada en los diversos órdenes".
Sin embargo, consideraron que "el momento de gran humillación de un pueblo puede convertirse en el comienzo de su resurgimiento". También exhortaron a reconocer "la situación con honestidad y aunar las fuerzas, aunque reclamaron que no se pierda el tiempo "en echarnos las culpas por lo acaecido".
"Los argentinos nos equivocaríamos si considerásemos este momento crítico como uno más y no pusiésemos los remedios morales e institucionales necesarios. Sería lamentable, pues perderíamos una ocasión providencial para crecer como Nación", afirmaron los obispos.

Cultivo de valores
El Episcopado también evaluó que el país exige "el cultivo de los valores morales", entre los que mencionaron "la austeridad, el sentido de la equidad y de la justicia, la cultura del trabajo, el respeto de la ley y de la palabra dada". Entre otras cuestiones, los religiosos destacaron la necesidad de "elevar la calidad de la educación basándola en los inclaudicables valores".
En ese sentido, los prelados mencionaron la necesidad de "transformar la orientación de fondo de los medios de comunicación pues muchos de sus programas degradan al pueblo; modernizar el aparato productivo de modo que multiplique las fuentes de trabajo real; promover la reforma del Estado y de la política; afianzar la Justicia erradicando todo tipo de corrupción, privilegios y prebendas".
En tanto, admitieron que los obispos y prelados deben también examinarse, al reconocer que "en un país que se profesa mayoritariamente cristiano no es fácil explicar la presente crisis sin una grave falla en la coherencia entre la fe y la vida, y en la catequesis y predicación de la moral social".
"La vida en sociedad se basa en un diálogo permanente y excluye toda forma de violencia física o moral. Por ello deploramos los hechos violentos acaecidos en los días pasados, en especial las muertes y los saqueos", destacaron.
A pesar de la "incertidumbre" provocada por los acontecimientos políticos, económicos y sociales de los últimos días, los obispos manifestaron su confianza en que "vale la pena trabajar para salvar a la Argentina y construir en ella una patria de hermanos".
En el texto -redactado por Carmelo Giaquinta (Resistencia) y Agustín Radrizzani (Lomas de Zamora)- también exhortaron a los argentinos a "fortalecerse mutuamente en este propósito y llevarlo a término".



Eduardo Duhalde recibió ayer a monseñor Karlic.
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