Norberto Puntonet
Timbúes. - Las tan ansiadas vacaciones de verano luego de un intenso año de trabajo -el que lo tiene- quizás este 2002 se encuentren más lejos que nunca. La dolarización, la pesificación, el corralito, el desabastecimiento, los saqueos y la represión son términos que escuchamos hasta el hartazgo en los últimos días, y han hecho que llegarse hasta los tradicionales centros turísticos del país e internacionales sea una quimera. En Timbúes, el complejo La Olla ofrece un predio recreativo para pasar unos días al aire libre, donde la naturaleza deja oír su mejor música: el canto de los pájaros y el incesante murmullo del río Carcarañá.
"Este es un lugar maravilloso en el que los visitantes ni siquiera tienen que traer sus cañas de pescar, aquí les brindamos todo lo que necesiten. Desde carnadas hasta mojarreros", aseguró Manuel Torres que junto a su esposa Pochi, su hija Adriana y su yerno Bruno son los responsables de que La Olla conserve ese ambiente ideal para distenderse y mezclarse con la fauna y flora autóctonas de este colorido recoveco del río Carcarañá.
El complejo se encuentra a 45 kilómetros de Rosario, y es un arbolado predio de unos 200 metros sobre la ribera del río en el paraje denominado "El descanso", donde existe un accidente geográfico natural que los lugareños bautizaron La Olla, porque en ese sector, donde el río hace una curva de 90 grados, hay unos 15 metros de profundidad en el que suelen pescarse bogas, patíes, armados, carpas y hasta algunos dorados.
El establecimiento, completamente cercado, tiene dos cabañas de dos plantas con capacidad para seis personas, con baño privado, heladera, cocina y todos los utensilios necesarios para cocinar. También existen dos apart con baños privados, una piscina para adultos y otra para niños con iluminación artificial, vestuarios, baños y duchas; parrilleros con mesas y bancos a orillas del río y bajo una frondosa sombra, donde abundan las hamacas paraguayas.
Pero, sin dudas, uno de los lugares más visitados en el complejo es el restaurante donde la especialidad son las pastas italianas, amasadas por Melba y su esposo Osvaldo. "Este año también hicimos un parrillero especial para asar pescados y hacer unas buenas parrilladas", añadió Torres, para agregar que "tenemos pensado hacer espectáculos musicales por la noche y al aire libre donde se podrá disfrutar de buena música desde la piscina y bebiendo un buen trago con mesitas flotantes".
Los amantes de la pesca pueden acceder a la orilla del río a través de la "Bajada Ojo de Aguila". "Para poder pescar tuvimos que hacer una bajada de 40 metros de largo aprovechando el desagüe natural de los campos. Por allí se bajan las embarcaciones de los que prefieren pescar desde una piragua o canoa, pero eso sí, nada de motores", aclaró Torres.
Mientras los pescadores despuntan el vicio, el resto de la familia puede disfrutar de las piscinas, pasear en bicicletas, jugar al sapo, metegol, tenis de mesa, organizar caminatas por el pintoresco camino de El Indio que corre paralelo al río, o simplemente tirarse panza arriba y dormirse una siestita en una cama paraguaya bajo la sombra de los álamos.
Torres adelantó que junto a la comuna de Andino está proyectando construir un puente colgante peatonal que unirá La Olla con playa El Dorado en la margen andinense. "Allí construiremos otra piscina, un bar, una cancha de fútbol y habrá lugar para instalar carpas. La idea es atraer a toda la gente de Andino y del otro lado del río que para acceder a La Olla tiene que recorrer más de 10 kilómetros dando la vuelta por la ruta 11", explicó.
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La Ciudad
