Año CXXXV
 Nº 49.351
Rosario,
domingo  06 de
enero de 2002
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Los medios, más sumisos que nunca ante Bush

Thomas Mueller

Washington. - El presidente George W. Bush logró algo que casi ningún otro jefe de Estado de una democracia occidental consiguió jamás: que cualquier crítica a su persona o a su guerra contra el terrorismo sea considerada prácticamente tabú. Los medios estadounidenses, que en su momento persiguieron cualquier desliz del antecesor de Bush, Bill Clinton, de repente se volvieron más sumisos que nunca. Eso quedó de manifiesto una vez más tras la espectacular quiebra del gigante de energía texano Enron.
Numerosos estrechos colaboradores de Bush trabajaron en algún momento para el consorcio quebrado en medio de irregularidades financieras o tenían acciones en la empresa, como el jefe de estrategia de Bush Karl Rove. Bush mismo era amigo del jefe de Enron, Kenneth Lay, y obtuvo en los pasados ocho años dos millones de dólares en donaciones, según informaciones del Washington Post. "Enron es Whitewater elevado al cubo", se dice en uno de los pocos comentarios en Los Angeles Times, en referencia al escándalo sobre presuntos negocios dudosos de los Clinton en el ámbito de la construcción.
Pero mientras los Clinton tuvieron que defenderse durante ocho años en el escándalo Whitewater, los medios se dedican ampliamente al aspecto económico pero ignoran las implicaciones políticas de unas de las mayores quiebras empresariales de la historia de EEUU. Por un lado, esto se relaciona con el hecho de que en los medios apenas hay espacio para otras historias que la guerra en Afganistán. Por el otro, a que los medios están inmersos en una ola patriótica, en la que la crítica les parece poco oportuna.

Espontánea rabia popular
Quien se atreva a criticar a Bush o la guerra contra el terrorismo, debe enfrentarse a la espontánea rabia popular. Uno de los primeros que vivió esa experiencia fue el conductor de "talk show" Bill Maher, que manifestó dudas respecto de la conclusión de Bush de que todos los miembros de la organización terrorista Al Qaeda eran cobardes. Varias emisoras televisivas borraron a continuación el programa de Maher de su emisión y recién tras varias disculpas el periodista pudo seguir conduciendo su show.
Algo parecido le ocurrió al conocido moderador de ABC Peter Jennings, al que el ultraconservador conductor de radio Rush Limbaugh acusó falsamente de haber criticado el comportamiento de Bush en las primeras horas después de los atentados. En poco tiempo, la emisora se vio enfrentada a una avalancha de 10.000 llamados y mails indignados.
Desde entonces casi ningún moderador o comentarista se expresa críticamente respecto del presidente. También es significativo el hecho de que las antaño rebeldes emisoras aceptaran tras un mínimo titubeo hablar con la Casa Blanca antes de emitir mensajes en video como el de Bin Laden. Incluso revistas críticas como Newsweek prefieren publicar elogios a Bush en vez de investigaciones reveladoras. (DPA)


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