Kabul. - Las mujeres afganas sólo abandonarán completamente su burka -el ya famoso atuendo impuesto por el ex régimen de Kabul que las obligaba a cubrirse de pies a cabeza- cuando la seguridad en las calles esté totalmente garantizada y puedan regresar al trabajo.
Lo dijo la ministra para las condiciones de la mujer del nuevo gobierno provisorio afgano, Sima Samar, en declaraciones a la prensa.
Samar, de 46 años, es médica y regresó de Pakistán a Afganistán tras 17 años de exilio.
"No es necesario invitar a las mujeres a sacarse la burka. Cuando regrese la seguridad a las calles y regresen a su trabajo, se la sacarán ellas mismas", declaró Samar. "Mi presencia sin velo ante las cámaras es un símbolo suficiente", agregó la ministro. "Luego de cinco años de opresión es normal que no sea fácil eliminar la burka", explicó Samar.
Asimismo, Samar manifestó que desea la formación de un "sistema judicial que goce de la confianza de la población" y la creación de un ministerio "de bases sólidas para los derechos de las mujeres".
Menos optimista es la visión de otras mujeres afganas. Amina Afzali, líder de un pequeño movimiento femenino afgano, instó por radio a las mujeres de Kabul a quitarse la burka, pero Deba Usefzai, funcionaria del nuevo ministerio de Educación, después de haberlo hecho, decidió volver a usarla.
"Muchos me señalaban con el dedo, otros sacudían la cabeza, un hombre no me dejó subir al autobús. Tuve miedo y decidí que utilizaré la burka excepto en casa y en la oficina", contó la mujer al diario paquistaní Frontier Post.
Sin dudas la reapertura de las escuelas a miles de jovencitas después de cinco años de oscuridad impuesta por la palabra del mulá Omar y el regreso al trabajo de muchas mujeres son elementos positivos, en un panorama aún difícil para todos, hombres y mujeres, marcado por la guerra y la devastación.
Sin embargo, no se trata de conquistas consolidadas, mientras entre los vencedores no faltan rumores que se oponen a la extensión de los derechos mínimos a las mujeres y a la revisión de viejos hábitos.
Lapidarlas, pero con piedras chicas
En estos días algunos notables locales, por ejemplo, invitaron al gobierno a mantener la lapidación para las adúlteras, aunque admitiendo el uso de "piedras más pequeñas" como concesión respecto de la era talibán, cuando centenares o miles de mujeres fueron ejecutadas de este modo.
"El problema en realidad no es la burka", explicó Partawmina Hashemere, responsable del Afghan Women's Resource Center (Awrc), una de las más importantes organizaciones que se ocupan de la protección, formación y tratamiento de las mujeres en el interior de la comunidad de refugiados afganos de Pakistán \"Nunca la usé ni hago una cuestión de vida o muerte", agregó, "lo importante es que no sea más obligatoria, como ocurría bajo los talibán". De 40 años, originaria de Jalalabad, Partawmina está preocupada por el hecho de que puedan reeditarse en el nuevo Afganistán los conflictos internos entre los distintos jefes mujaidín y reaparecer tendencias fundamentalistas.
Partawmina es una mujer moderna, orgullosa de ser musulmana; usa velo negro y dice que si alguien la obligara a quitárselo, "sería una violencia intolerable".
Además, está convencida de que también el Islam "es una religión de paz" y no es incompatible con los derechos de las mujeres. (Ansa)