Lucknow. - El primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, advirtió que está dispuesto a utilizar todo el poderío militar a su alcance para defenderse, en caso de una guerra con su vecino Pakistán. "Usaremos cualquier arma que esté disponible para defendernos", expresó ayer el premier indio, quien sentenció: "Y si debido a esa arma el atacante es derrotado, si muere, no deberíamos ser considerados responsables". Tanto India como Pakistán, surgidos de la misma colonia británica, se encuentran en pie de guerra tras un ataque terrorista el 13 de diciembre contra el Parlamento indio del que Nueva Delhi acusa a separatistas cachemiros que operan en Pakistán.
En las últimas horas de enfrentamientos fronterizos, seis soldados paquistaníes murieron por disparos del ejército indio y ocho búnkers fueron destruidos en escaramuzas sostenidas en la Línea de Control que separa a ambos países en la disputada región de Cachemira, informaron fuentes de Nueva Delhi.
La agencia United News of India, citando oficiales de Defensa, informó que el ataque militar fue en respuesta a fuego de mortero paquistaní en el distrito de Poonch. Las fuentes aseguraron que las fuerzas paquistaníes habían atacado torres de comunicación y refugios militares indios en Kari Kamara y Kopri, en la Línea de Control.
Por su parte, el ministro de Defensa indio, George Fernandes, anunció ayer que su país completó el despliegue militar en la frontera con Pakistán, aunque no están en posición de combate. Fuentes indias insisten en afirmar que el gobierno de Nueva Delhi apuesta todavía a resolver el conflicto con Pakistán sobre el área de Cachemira a través de la diplomacia, aunque en la disputada región de Cachemira la tensión es cada vez mayor.
El ataque al Parlamento
India decidió la semana pasada comenzar a concentrar tropas y artillería pesada en la frontera cachemir que disputa con Pakistán, al tiempo que tomó una serie de sanciones diplomáticas y comerciales contra Islamabad, gobierno al que acusa por el atentado contra su Parlamento en Nueva Delhi, el pasado 13 de diciembre, en el que murieron 14 personas.
En el plano diplomático, los cancilleres indio y paquistaní se encontraron ayer en Katmandú, Nepal, donde se realizan los preparativos para la cumbre de presidentes del sudeste asiático. El ministro de Relaciones Exteriores indio, Jaswant Singh, y su homólogo paquistaní, Abdul Sattar, se dieron la mano, sonrieron e intercambiaron algunas palabras, pero no tienen previsto mantener reuniones bilaterales para debatir la tensa situación en la frontera cachemir.
El primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, y el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, tienen programado asistir a la cumbre de la Asociación del Sur de Asia para la Cooperación Regional (Saarc), que comienza mañana. Existen pocas esperanzas de que Vajpayee y Musharraf se reúnan en Nepal. El ministro de Defensa Fernandes indicó que ambos líderes podrían reunirse en el ámbito de la cumbre. "Cualquier cosa es posible", expresó Fernandes, pero simultáneamente una fuente cercana al líder indio aseguró que "no había probabilidad" de conversaciones de ningún nivel en Katmandú.
La amenaza de una cuarta guerra entre la India y Pakistán que desestabilizaría a la región y minaría la campaña estadounidense en Afganistán tiene nerviosas a las potencias mundiales. Nueva Delhi e Islamabad, ambos con sus propias presiones internas, han reducido sus misiones diplomáticas, suspendido los servicios de transporte por aire y tierra a través de la frontera y concentrado tropas en el límite común.
Vajpayee se ve obligado a actuar enérgicamente después de responder con cautela a la violencia más reciente y ante cruciales elecciones estatales que podrían afectar gravemente su coalición de gobierno a nivel nacional. Sin embargo, todos los partidos políticos están recomendando la diplomacia como primera opción.
India expresó que la crisis sólo puede resolverse si Islamabad desmantela los dos grupos separatistas cachemiros con sede en Pakistán a los cuales acusa del ataque al Parlamento. (Reuters, DPA y Ansa)