Año CXXXV
 Nº 49.347
Rosario,
miércoles  02 de
enero de 2002
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La víctima tenía 19 años y había ido al río con su hermano
Un joven se ahogó en un área de la rambla Catalunya sin bañeros
Se trataría de la segunda muerte en el mismo lugar. Prefectura seguía anoche buscando el cadáver

El primer día del año se llevó la vida de un joven de 19 años que resultó ahogado en una zona de la rambla Catalunya conocida como playa seca: Jorge Luis Godoy había ido al río una hora antes y las 13.30 se hundió en el agua frente a la vista del hermano y algunos amigos. Nada pudieron hacer.
La playa donde se produjo la muerte -150 metros de costa al sur del ex bar Mordisco, en la rambla Catalunya- no tiene bañeros, según denunció el sindicato de Guardavidas, y ayer -como otros tantos fines de semana- fue visitada por más de 1.000 personas. Completaban el cuadro unos carteles que dicen "Prohibido bañarse" a los que nadie, obviamente, toma muy en serio.
El hermano y los amigos del joven desaparecido declararon a las autoridades que Jorge se puso a nadar alejado unos metros y que una ola lo tapó fuera del boyado. Dijeron que alcanzó a alzar la cabeza una vez y que luego -ya había tragado agua- desapareció. La víctima vivía en avenida Francia y Caseros, a pocos metros del río y las unidades portuarias.
Hasta las 20.30 un guardacosta de la Prefectura seguía en la búsqueda del cadáver, a punto de cerrar el trabajo por la jornada de ayer.
Mariano Gárate, miembro del sindicato y bañero del área de playa de un bar de la rambla Catalunya que está en manos privadas, responsabilizó en parte a la Municipalidad de "esta segunda muerte en lo que va de la temporada. Ya hubo un primer ahogado en noviembre".
-¿El sindicato alguna vez planteó el problema de la falta de bañeros?
-Por supuesto. Este mismo año nos recibió de la mejor manera el secretario de Gobierno, Antonio Bonfatti, a quien le dijimos que la situación no podía persistir así, que era un peligro. Que no bastaban los carteles de prohibición porque nadie les hace caso. Nos escuchó, no nos prometió nada, pero aparentemente se trata de problemas presupuestarios.
-¿Por qué? ¿Cuántos bañeros se necesitarían aquí?
-La playa generalmente está abierta de 9 a 20, por lo tanto son dos turnos de bañeros. Y como se trata de 150 metros y la ordenanza exige la presencia de uno cada 40 metros, se necesitarían tres por turno, seis por día.
Mientras se registraba el diálogo, a las 14.20, hubo una interrupción por un pedido de auxilio del público que llegaba, otra vez, desde la zona de de la plaza seca. Gárate salió disparado a la playa vecina para enfrentar otro rescate. Salvado el problema, que no fue grave, se retomó la conversación. "Esta es una prueba de lo que pasa", dijo.
-¿Siempre resulta tan concurrido el sector de la plaza seca?
-Por supuesto. Y el público aumenta porque no hay cruces a la isla como antes y también porque es gratuito, no se cobra como en La Florida. Pero aparte se suma otra cuestión: a muchos jóvenes no les gusta ser observados en una playa y entonces vienen acá porque saben que no hay bañeros, que pueden, por ejemplo, tomar alcohol y tirarse al agua, total nadie les va a llamar la atención. Es una zona muy concurrida por los chicos. Repito que es un problema grave, que no se soluciona diciendo que no es un balneario habilitado y poniendo carteles de prohibido bañarse. Hacen falta guardavidas. La muerte anterior se produjo en noviembre, un chico que fue a buscar una pelota que se había ido al río y desapareció.



El cartel no parece eficaz, la gente se mete igual al río.
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