La furia volvió a la ciudad. Cerca de un centenar de militantes de partidos de izquierda y simpatizantes de Eduardo Duhalde se enfrentaron a pedradas ayer en inmediaciones del Congreso de la Nación. A las 17, en una verdadera batalla campal, ambos bandos chocaron en el cruce de Bartolomé Mitre y Rodríguez Peña, a una cuadra del palacio legislativo. Los incidentes, que se prolongaron durante unos 30 minutos, concluyeron cuando efectivos de la Guardia de Infantería de la Policía Federal emboscaron a los manifestantes y, a fuerza de balas de goma y gases lacrimógenos, separaron a ambas facciones. Fuentes policiales consignaron que "dos personas resultaron con heridas leves y fueron derivadas al Hospital Ramos Mejía", aunque "no hubo detenidos". Luego, el secretario de Seguridad Interior, Juan José Alvarez, señaló que se registró un lesionado "con una bengala" y que se realizó un arresto. Luego de la acción policial, los manifestantes de Izquierda Unida y otros movimientos sociales y de derechos humanos se replegaron por la avenida Callao, tomaron Corrientes y desembocaron en el Obelisco. En tanto, los militantes duhaldistas (llegados del conurbano bonaerense, bastión del legislador), quedaron en la plaza a la espera de la Asamblea Legislativa. Tras el enfrentamiento, la Izquierda Unida aseguró que los militantes del PJ "recibieron su merecido de manera contundente" y denunció "provocaciones" de los simpatizantes de Duhalde. "Los provocadores tuvieron que retirarse bajo la vergonzosa protección de la policía, que disparó gases contra nosotros", aseguró la diputada porteña Vilma Ripoll. Las peleas tuvieron como escenario las inmediaciones del Congreso debido a que la policía articuló un estricto operativo de seguridad, con vallas que impidieron el acceso a la sede del Poder Legislativo. Tras los enfrentamientos, las calles quedaron sembradas de gran cantidad de piedras y vidrios de locales destruidos. Además del Congreso, la Casa Rosada y otros edificios públicos, centros comerciales y bancos amanecieron ayer fuertemente custodiados por un amplio dispositivo de seguridad con la intención de prevenir incidentes ante la grave crisis institucional que atraviesa el país. El operativo, implementado desde las primeras horas del 31 de diciembre, involucró a las distintas fuerzas de seguridad. Incluyó la colocación de vallados en los alrededores de los edificios gubernamentales para impedir el acercamiento de la gente y el refuerzo de los patrullajes. De todos modos, la ciudad de Buenos Aires estuvo casi desierta, con muy poca gente en las calles, salvo algunos turistas que aprovecharon el feriado de año nuevo para pasear. El vallado en torno al Congreso impidió la circulación vehicular o peatonal en un radio de cien metros a la redonda. El procedimiento afectó directamente unos 300 agentes (uniformados y de civil) de las 53 comisarías porteñas y dependencias que no son operativas, como la división científica o de administración. El personal estuvo apoyado por carros de asalto, mientras fueron alertados efectivos y móviles. La policía sólo permitió el paso a los legisladores, sus asesores, periodistas (todos debidamente documentados) y los vecinos que habitaban los edificios situados en las ocho manzanas que rodean a la que ocupa el Parlamento. Desde la madrugada del lunes, la policía mantiene cortado el acceso al tránsito vehicular por las avenidas y calles aledañas a la Rosada, que reforzó su seguridad interna. Además, se conservan las tres líneas de vallado instaladas en el perímetro que delimita la Plaza de Mayo.
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