El titular de la Conferencia Episcopal, monseñor Estanislao Karlic, hizo un "urgente llamado a la responsabilidad" de la dirigencia política para que renuncie "a sus intereses personales o de partido" y trabaje junto al pueblo con "dignidad" a fin de superar "la extrema gravedad de la situación y el peligro de anarquía" que se vive.
El pueblo "asiste asombrado a los acontecimientos que han mostrado la enorme profundidad de la crisis moral, que se manifiesta en la economía, la política y en toda la cultura", y donde "la falsa escala de valores de un egoísmo de individuos y de grupos ha provocado la tragedia humana que padecemos", sostuvo Karlic.
El prelado, en un mensaje que difundió con motivo del año nuevo, sostuvo que "estamos perplejos pero no desesperados" frente a la crítica realidad actual, marcada entre otras cosas por "las sucesivas renuncias de los presidentes de la Nación".
En ese sentido, el arzobispo de Paraná advirtió: "La paz, la tranquilidad del orden, se hace cada día desde la verdad, la justicia y el amor".
La transformación
Además, consideró que "es cada vez más urgente que toda la Nación se ponga a trabajar sobre algunos puntos fundamentales que se transformen en políticas de estado indiscutibles, que tengan como privilegiados a los más pobres, los más enfermos, los jubilados y los desempleados".
Estos son otros párrafos del texto completo del documento titulado "Perplejos pero no desesperados", difundido anteanoche: \"Los obispos hacemos un urgente llamado a la responsabilidad de nuestro pueblo y, en especial, de la dirigencia política. Es necesario renunciar a intereses personales o de partido, que no corresponden a la dignidad de la vocación política. Se requieren dirigentes capaces de gestos de grandeza, más aún, de sacrificios.
"Es absolutamente necesario que los políticos no busquen sino servir al bien común, es decir, el bien de todos y cada uno de los miembros de la comunidad nacional, no sólo al nivel de la justicia, sino de la amistad social, que incluye la solidaridad.
"Es indispensable que todo el pueblo se sienta protagonista en la edificación de una nueva Argentina y que rechace la tentación del odio y la violencia, que hiere y mata.
"Sabemos que sólo Dios salva al hombre y a los pueblos. Oremos. Oremos sin cesar y con humildad. Oren los niños, los enfermos, los ancianos, los que sufren.
"Estamos perplejos pero no desesperados, porque Dios es fiel y no abandona a sus hijos. La esperanza no defrauda porque se funda en la promesa del amor gratuito de Dios.
"El augurio de año nuevo, que hacemos de todo corazón a nuestros hermanos, está sostenido en la esperanza, que nos hace capaces de construir la paz, don de Dios y obra de los hombres, tesoro de los pueblos grandes. La paz, tranquilidad del orden, se hace cada día desde la verdad, la justicia y el amor.
"La virgen María, madre del pueblo argentino, acompañe nuestros pasos y sostenga en alto nuestro espíritu".