Que los rosarinos estén preocupados por el futuro del país no es hoy un dato demasiado llamativo. Pero si esta misma preocupación es también la que más les quita el sueño a jóvenes de 14 a 18 años el tema merece otro análisis. Para los adolescentes, la discriminación ya es parte de su "juego", y hasta lo asumen como algo "natural". Aunque ahora no sólo pasa en los boliches, sino que se trasladó al ámbito escolar. Si de divertirse se trata, ellos prefieren la reunión con amigos, y en una casa. Pero cuando salen casi la mitad de los chicos admite que a veces consume alcohol, y más del 23 por ciento asegura que lo hace siempre. Estos resultados se desprenden de una consulta realizada a 1.700 jóvenes que cursan el nivel polimodal en escuelas públicas, privadas y técnicas de la provincia. La encuesta fue encarada por la Defensoría del Pueblo en septiembre pasado y permitió escarbar en el pensamiento, las expectativas, los miedos, inquietudes y anhelos de los adolescentes.
Bien cerca de la realidad
Algunas de las respuestas fueron las medianamente esperadas; mientras que otras dejaron en claro que estos chicos están más cerca de la realidad que de la pavada. Por eso, que el 27 por ciento de los jóvenes diga que lo que más le preocupa es el futuro del país descolocó a muchos, al menos esa fue la sensación que se vivió en la Defensoría.
"Llama la atención que se preocupen más por lo colectivo que por su propio destino", apuntó la coordinadora de la Consulta Juvenil 2001, Viviana della Ciega. La lectura de la experta se basa en estas cifras: el 17 por ciento se preocupa por su futuro laboral, de los cuales la mayoría tiene entre 17 y 18 años, y representa la franja etaria más expuesta a los desafíos del mundo.
Poco más de la mitad -50,3 por ciento- de los jóvenes consultados recibió algún tipo de discriminación en la escuela. Y el porcentaje aumenta a medida que crece la edad, ya que los más afectados son los de 18 años. Este dato también sorprendió a los especialistas.
"En general, los adolescentes ya incorporaron a su lenguaje la discriminación porque es parte de su juego. En la Defensoría recibimos casos puntuales de jóvenes que no pueden entrar a un boliche por las zapatillas o la cara. Pero esto no se trasladaba a la escuela", sostuvo della Ciega.
Un resultado que no les resultó llamativo fue el consumo de alcohol. Los datos (el 46 por ciento de los jóvenes toma a veces una copa cuando sale y el 22,8 siempre lo hace) eran los esperados porque ya se sabe "que el alcohol está instalado en este grupo", señaló la coordinadora.
En cuanto a los lugares elegidos a la hora de salir, la mayoría prefiere quedarse en la casa de algún amigo, en vez de ir al boliche. Es más, la disco es la menos elegida si se trata de buscar diversión. Las plazas y la calle son otros de los lugares fijados para el encuentro.
A la mayoría no les preocupa el sida. Y tal vez porque casi el 80 por ciento dice tener información sobre esta enfermedad. También aseguran que recibieron la suficiente información sobre alcohol y drogas. Sólo el 11 por ciento admite no saber lo necesario de estos temas.
Con estos resultados, la Defensoría del Pueblo se hará eco de las necesidades de los jóvenes y prometió trasladar estas inquietudes al gobierno local "para que se comprometa a través de diferentes acciones".