Rodolfo Bella
La compañía La fábrica del actor, una de las primeras primeras agrupaciones que difundieron el teatro experimental y el concepto de underground en Roma, estuvo en Rosario para mostrar su versión de "El cantar de los cantares", una pieza del siglo IV antes de Cristo, en la sala de la Escuela Dante Alighieri. La actriz Manuela Kusterman y el director Giancarlo Nanni, en diálogo con Escenario, relataron su experiencia como directores de la compañía, tanto en Italia como en Estados Unidos. Allí, después de actuar en el mítico teatro La Mama Experimental Theatre Club, fueron convocados para dictar un taller de entrenamiento en el Actor's Studio, de Nueva York. El andamiaje teórico de la compañía está sustentado por los nombres fundadores de la vanguardia artística de principios de siglo, en un procedimiento que toma elementos de las artes plásticas, el cine, la música y la literatura. Marcel Duchamp, John Cage, Vsevolod Meyerhold, Jackson Pollock y Raymond Roussel, entre otros nombres que revolucionaron el arte del siglo XX, aportan el marco teórico y su experiencia a la representación de las obras de La fábrica del actor, que funciona en el teatro Il Vascello, en el barrio romano de Portaportese. La mixtura de lenguajes que determina la factura de las puestas, contrasta con la decisión de utilizar y reelaborar sin perder fidelidad, textos de autores clásicos de la dramaturgia y la literatura, como Anton Chejov, Tadeusz Kantor, Carlo Goldoni, Luigi Pirandello o Alberto Moravia. El mismo nombre de la compañía es un homenaje a la experimentación y está inspirado en "La fábrica del actor excéntrico", el filme que Sergei Eisenstein rodó en los años 20. -¿Cuál es el origen de la compañía La fábrica del actor? -Nanni: Por amor... Me enamoré de Manuela, mientras ella actuaba en "Ofelia". Necesité inventar un teatro para estar con Manuela (risas). Comenzamos con la idea de hacer un teatro experimental que comenzó con "26 opiniones de Marcel Duchamp", de John Cage; después hicimos textos dadá, hasta que en 1967, fundamos el primer teatro underground de Roma, en un garage del barrio Portaportese. Planteamos una evolución en el teatro a partir de la introducción del teatro de imagen, cuya inspiración fue el teatro futurista (de Filippo Marinetti), el dadaísmo, y Meyerhold. Después de esto fuimos convocados por el teatro público de Roma y ahora la llamamos La fábrica del actor, un título que está inspirado en la película "La fábrica del actor excéntrico", de Sergei Einsenstein. -¿Cómo llegan al Actor's Studio? -Nanni: Uno de los espectáculos que llevamos al teatro "La Mama" (La Mama Experimental Theatre Club, creado en los 60 por Ellen Stewart) en Nueva York, fue "La gaviota" de Chejov. Lo vieron del Actor's Studio y nos convocaron para enseñar técnicas alternativas a las de esa escuela y estuvimos hasta junio pasado. Fue la primera vez que un director italiano es llamado al Actor's Studio para acercar una palabra nueva sobre la actuación. -¿De dónde parte el trabajo de La fábrica del actor? -Nanni: Es un teatro de improvisación sobre un texto, pero la aproximación a ese texto no es directa. En el texto hay muchas más interpretaciones, no sólo aquella que se lee la primera vez. Por ejemplo, presentamos "La Locandiera", de Carlo Goldoni, pero en versión moderna, pensando que es una compañía que llega a Sudamérica. Siempre trabajamos en la adecuación del texto en clave contemporánea. En el texto poético hay múltiples posibilidades de hacerlo nuevamente, es como una planta que siempre da flores diferentes, porque la voz de un artista no tiene tiempo. -¿La elección de los textos responde a una decisión ideológica o estética? Kusterman: La razón es poética y es según el momento cómo nos vemos. El teatro es político porque lo hacemos, no porque piensas que debe serlo. Lo político es lo que tu haces y la estimulación que das. En nosotros esa estimulación es más estética, con el deseo de acercar las ideas, pero no de meter estas ideas al servicio de la política. No me parece justo. De todas maneras, toda señal cultural es una señal política. La gente debe pensar, porque si obtienes la respuesta muy claramente todo termina muy rápido... -¿Cuáles fueron las influencias? Nanni: Para la formulación de los espectáculos siempre tomé influencias de la "action painting" (técnica de arrojar pintura sobre la tela, creada por Jackson Pollock a principios de 1950, también conocida como tachisme (manchas). Es un collage del impresionismo abstracto americano. Siempre hay una hilación formal que está dada por el color, la acción, el movimiento, aunque no siempre es realista, eso puede verse muy bien en la puesta de "La gaviota", de Chejov. -¿Cuál es el punto de partida desde el cual se ordenan esas ideas? -Kusterman: El punto de partida para elaborar el texto, por ejemplo en esa obra de Chejov, fueron las primeras palabras de la obra, donde el maestro le pregunta a Masha porqué viste siempre de negro. Después usamos la idea de vestir todos de negro y pusimos un gran telón negro. De esta manera entendemos que la palabra del texto se puede usar como problema general o problema escénico. -¿Cómo adecúa el cruce de lenguajes al texto? -Nanni: Cuando el autor escribe, es como un largo monólogo, puede haber muchos personajes, pero el autor es siempre uno. La estructura dramatúrgica de cada período -por ejemplo Shakespeare escribía cinco actos; Strindberg, con dos- está marcada por el hecho de que los escritores escriben con la estructura de su tiempo, pero en su interior es como un monologo. Yo uso esa idea unívoca de la escritura supuestamente instalada en otras individualidades para reconstruir el texto en otra dimensión. -¿Cuál fue la influencia de La fábrica del actor sobre el panorama teatral italiano? Kusterman: Es una de las compañías mas respetadas en Italia. No es un teatro oficial, pero está reconocido como un teatro de investigación. Nuestra función es ayudar a los jóvenes artistas a ver la posibilidad de mostrar su propio trabajo. Hoy estamos muy interesados también en la danza. La actividad de todas maneras hoy es difícil porque las nuevas generaciones no reconocen al padre, pero es verdad que tienen una gran conexión con nuestro trabajo. Están influencias pero no lo dicen. Hemos formado quince grupos nuevos de teatro y para demostrarles a las nuevas generaciones cuan vecinos somos repusimos "A como Alicia", una puesta de los años 80, inspirada en el cuento de Lewis Carroll. Muchos dijeron que no era posible que eso estuviera hecho hacía veinte años. Esa fue la demostración que el tiempo no había pasado.
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