Después del golpe militar que derrocó a Hipólito Yrigoyen, el mayor Carlos Riccheri fue nombrado comisario de órdenes de la policía rosarina. Desde ese momento encabezó periódicas razzias en el ambiente prostibulario de Pichincha. Los rufianes eran conducidos a la Jefatura de Policía, rapados con la máquina número cero y detenidos durante un mes de prisión. En una de esas recorridas, Riccheri se topó con Antonia Lais, encargada del café Venecia, que estaba entre Brown entre Pichincha y Suipacha y pertenecía al rufián León Rubinstein. Lais le regaló una cruz de oro con brillantes, ante el militar reaccionó airadamente, imponiéndole una multa. El incidente muestra que las "excursiones" de Riccheri tenían una finalidad más propagandística que de combate efectivo contra la prostitución. De hecho, los "empresarios" del sector continuaron sus negocios sin sufrir mayores inconvenientes.
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