La calle Pichincha (actual Riccheri) entre Jujuy y Brown fue uno de los centros en el ambiente prostibulario en Rosario hasta 1930. En esa cuadra se encontraban tres de los prostíbulos más conocidos: el Petit Trianón, el Chantecler y el Italia.
El Petit Trianón era propiedad de un francés, Enrique Chatel, que terminaría deportado en 1933. Su expulsión se produjo como consecuencia de la persecución que se implementó a partir de 1930 contra el negocio de la prostitución en la Argentina. Todavía circulan en manos de coleccionistas las fichas con que se administraba el comercio sexual: tenían una imagen femenina que evocaba a la efigie de la Libertad, adornada por la frase "discretion et securité", una especie de advertencia dirigida tanto a los clientes como a las prostitutas.
Emilio Sisa López dejó una descripción de este burdel. Tenía "el gran patio cuadrado, de mosaicos blancos y negros, lustrosos. En un ángulo, una victrola. Sillas tapizadas, contra la pared. Algunas parejas bailan, muy formalmente. El Trianón costaba tres pesos, la segunda tarifa en importancia y olía a violetas, no a sudor". Por encima se encontraba el Madame Safó, cuya fama se volvió legendaria. Se dice por ejemplo que al llegar a Rosario el escritor español Vicente Blasco Ibáñez desdeñó el comité de recepción que se había formado en la estación Rosario Norte y pidió ser conducido directamente a ese lupanar, el único que actualmente sobrevive, aunque como hotel.
La mala vida en Rosario nunca se restringió al barrio de Pichincha. Una prueba de ella fue la radicación del cabaret Montmartre en San Martín 350. Los vecinos de la zona céntrica y La Capital denunciaron reiteradamente las actividades del lugar, donde se vendían drogas y se celebraban orgías.
"A la serie de desórdenes que desde que empezó a funcionar se vienen produciendo -decía una crónica del 9 de septiembre de 1928-, hay que agregar uno más de grandes proporciones (...). Conforme a la costumbre fueron arrojados durante largo rato vasos, sillas, mesas, etc., y otros proyectiles, presenciando el espectáculo los agentes de la comisaría 2ª, que prestan servicios en una de las puertas del antro de referencia". Tres días después el Montmartre debió cerrar sus puertas.
Las historias de Pichincha son relatadas a veces como sucesos pintorescos o simpáticos. Sin embargo las prostitutas eran sometidas a un régimen de esclavas y a veces, cuando intentaban liberarse, sufrían terribles represalias. Catalina Binocchio, que era prostituida en el Royal, fue así muerta a golpes de plancha por su rufián, Abraham Jacobovich.
El 12 de marzo de 1928 Brandla Berta Luftman, polaca de 31 años, denunció que le robaron ropas, tres mil pesos y un anillo de oro de su casa. Trabajaba en el café Montecarlo, de Jujuy 2911 y acusaba al rufián Jacobo Kupersich, polaco de 26, que había desaparecido. Mientras ella trabajaba, dijo, el explotador frecuentaba "los cafés centrales, el Hipódromo Independencia, restaurantes nocturnos, las casas de juego y fue a pasar solo algunas temporadas en el balneario de Cacheuta".
Galería de rufianes
El bar de Salta y Oroño tuvo un dueño que gozó también de popularidad durante la época. Se llamaba Juan Arias y le decían Como digo por su costumbre de insertar ese bocadillo en la conversación. El 8 de julio de 1928 Como digo cayó asesinado a balazos.
Ernesto Ponzio fue uno de los personajes singulares que recorrió Pichincha. Era músico, compositor de tangos y tocaba el violín en la orquesta del cine Mitre, de Jujuy y Pichincha. Además prostituía a una mujer.
El 18 de enero de 1924 Ponzio se contó entre los invitados a un asado con cuero que tuvo lugar en un galpón de Pichincha 172, donde funcionaba un garito. La supuesta finalidad del ágape era jugar a la taba y reunir fondos para la instalación de un comité.
El garito, "cuya clientela está formada por toda clase de profesionales del delito", según una nota de este diario, pertenecía a Pedro Mendoza, conocido capitalista de juego de la época.
En medio de la partida de taba se suscitó un entredicho entre Ponzio y Venancio Pascual Salinas, alias el Paisano Díaz, matón a sueldo. La controversia se resolvió rápidamente: el músico disparó contra Salinas, aunque el balazo terminó por matar a otro de los asistentes, Pedro Báez.
Ponzio recibió una condena de 20 años de prisión, pero se le concedería el beneficio de varias conmutaciones de pena. Mientras tanto, el episodio reavivó en la prensa las denuncias contra el dueño del garito de calle Pichincha. "El comisario de la sección 9ª tiene orden superior de no molestar, porque Mendoza contribuye con tres mil pesos mensuales", decía una crónica.
En otro recordado procedimiento, el 3 de mayo de 1931 Pedro Mendoza cayó detenido en el marco de una serie de procedimientos contra el juego clandestino. La particularidad del caso fue que la campaña surgió como consecuencia de unas notas en el diario Tribuna y que los propios directivos del periódico encabezaron los operativos, junto con el jefe de policía, Rodolfo Lebrero.
En ese momento Mendoza fue detenido en una casa de Pichincha 131, "comprobando que allí se hacían apuestas por teléfono a las carreras de caballos de los distintos hipódromos", de acuerdo a la crónica del día.
Negocios sucios
También circulaba por Pichincha Angel Terrazzino, que había estado involucrado en un espectacular asalto a un tren, cometido en 1916 por un grupo de mafiosos sicilianos radicados en la ciudad. El 14 de agosto de 1927 protagonizó una pelea a balazos en el despacho de bebidas de Novares y Colucci, en Jujuy y Pichincha, donde cayó muerto un tal Samuel Eduardo Ogallar.
Otro personaje de cuidado fue Juan Carlos Bohuler, que comenzó como policía y terminó como proxeneta. Tenía varias pupilas en el café Marconi, de Suipacha entre Salta y Jujuy. El 27 de noviembre de 1928 asesinó al chofer Antonio Locascio, porque había ayudado a una de sus víctimas, que intentó huir.
Serafín Sciara, o Ciara, apodado el Chantao, saltó a una sórdida fama el 4 de marzo de 1924, martes de carnaval en que asesinó al polaco José Jacobovich, dueño del English Bar, establecido en Rivadavia 2112. Se impuso a Sciara una condena de 20 años de prisión; como ocurrió con Ernesto Ponzio, recibió varias conmutaciones de pena y apenas estuvo preso.
El Chantao murió el 6 de octubre de 1928 y fue velado en una casa de Güemes entre Dorrego y Moreno. "Tenía la captura recomendada desde hace tiempo, a raíz de un atentado de que hizo víctima en el bulevar Nicasio Oroño, cerca del Mercado Modelo, a un amigo suyo. Lo atacó sin motivo alguno a balazos", dijo entonces este diario.
El English Bar fue escenario de otro crimen el 16 de agosto de 1927, cuando Sandalio Alegría mató a puñaladas a Juan Marianovsky en una disputa por "cuestión de intereses", según se dijo. Los negocios de Pichincha se sellaban con sangre.
\La Capital ofrece además en su edición de hoy una completa infografía sobre el barrio.