La tempestad que azotó Río de Janeiro entre el domingo y el lunes es la más fuerte ocurrida en la ciudad desde 1988, cuando una lluvia de 220 milímetros cúbicos de agua en pocas horas provocó un desastre en la ciudad, con un resultado de 64 muertos. El violento temporal, que sorprendió a la población en plena estación veraniega, debe extenderse con menor intensidad en las próximas 24 horas, según el Instituto de Meteorología del estado. En algunos tramos de la carretera de 92 kilómetros que une a la ciudad de Río de Janeiro con Teresópolis, decenas de personas interpusieron neumáticos y trozos de madera, en protesta por la falta de asistencia humanitaria. El meteoro también provocó serios atascos en algunas vías interurbanas y prácticamente dejó incomunicadas por varias horas a Petrópolis y Teresópolis, las principales regiones turísticas localizadas en la llamada área serrana.
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