El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, abogó ayer por una devaluación del peso argentino. Dijo que la Argentina debería tener un nuevo régimen de cambio, más próximo al que rige en su país, donde la moneda flota libremente si bien con intervenciones del Banco Central.
"Si Argentina toma una decisión en lo que hace al cambio más próxima a la que adoptamos aquí y los otros países del Mercosur también lo hacen, tal vez podamos soñar también con una moneda común", señaló el jefe de Estado.
Empresarios, autoridades y analistas brasileños dan por seguro que el nuevo gobierno argentino deberá devaluar el peso para salir de la crisis.
Antes de viajar a la estancia del Mato Grosso do Sul, donde pasará la Navidad, Cardoso elogió ante los periodistas la designación de Adolfo Rodríguez Saá como presidente interino hasta las elecciones del 3 de marzo. "Ahora Argentina está tomando un rumbo más rápido en sus decisiones. Habrá elecciones en marzo. Hasta marzo hay tiempo para que el nuevo gobierno, por provisorio que sea pero con apoyo, tome las medidas necesarias para que la población argentina pueda sentir un mayor bienestar", señaló.
El presidente brasileño recordó que Brasil superó sus crisis "gracias a un equilibrio político, a que las instituciones fueron fuertes y que el Congreso ayudó".
Fuentes diplomáticas calificaron la designación de Rodríguez Saá para un mandato provisorio, hasta las elecciones de marzo, como "la mejor salida para Argentina y para Brasil". Esas fuentes dijeron que durante su mandato provisorio Rodríguez Saá "podrá tomar medidas económicas complejas, como la moratoria de la deuda y el fin de la paridad fija entre el peso y el dolar, sin preocuparse por las consecuencias para su propio futuro político".
Los informantes agregaron que, como Rodríguez Saá no tendría interés en participar en las próximas elecciones, "podrá abrir el camino para que el presidente electo el 3 de marzo continúe con las reformas que permitan que Argentina salga de su crisis".
El viernes pasado, en Montevideo, mientras participaba de una cumbre de presidentes del Mercosur, Cardoso señaló que Argentina necesita "desatar los nudos" que traban sus exportaciones y adoptar un nuevo tipo de cambio. "Hay muchos formas de que modifique su política cambiaria", señaló Cardoso.
En la misma dirección opinó el ex ministro de Planeamiento Celso Furtado, quien sostuvo que la Argentina debería devaluar su moneda "en un 30 por ciento o más. Es un saneamiento doloroso, pero inevitable", dijo.
Furtado explicó que la crisis argentina es "el resultado de la globalización de los sistemas y la pérdida de autonomía monetaria bajo la forma de la paridad fija entre el peso y el dólar".
"La consecuencia de estos procesos es la desaparición del Estado, la concentración de la riqueza y una mayor exclusión social, que en el caso argentino se presenta con mayor gravedad en razón del avance social de ese país, cuya población se moviliza con facilidad debido a una notoria tradición populista", agregó Furtado y completó: "Esto anticipa lo que ciertamente ocurrirá en otros países latinoamericanos".
Cómo salió Brasil
El 13 de enero de 1999, debilitado por las secuelas de la crisis asiática y rusa y presionado por los empresarios locales, el gobierno brasileño debió abandonar su política de bandas cambiarias por una flotación del dólar.
A los pocos días, el real perdió casi el 40 por ciento de su valor en una megadevaluación que derrumbó los índices de popularidad del presidente Cardoso, que había asumido el 1º de enero luego de ganar la reelección.
A partir de ese momento, el Banco Central sólo interviene en el mercado de cambio cuando interpreta que existe una variación injustificada o demasiado brusca del dólar.
Los industriales, principales impulsores de la modificación del régimen cambiario en 1999, sostienen que, luego de unos meses de penuria, Brasil retomó el crecimiento económico, una interpretación que ahora es compartida por el gobierno.