El vuelco sustancial registrado en el panorama político nacional posibilitó como hecho impensado que Santa Fe cobre un protagonismo que no se registraba desde el retorno de la democracia en 1983. Así lo confirman la designación de Jorge Obeid como jefe de Gabinete, más el hecho de que otro ex gobernador provincial, José María Vernet, vuelve al primer plano de la consideración pública ocupando nada menos que los fusionados ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores.
Si bien el justicialismo retomó el poder, el desembarco santafesino está vinculado a la fuerte incidencia de Carlos Reutemann en el concierto político de la Argentina.
Aunque en las últimas y complejas jornadas el gobernador se cuidó -como es habitual en él- de ocupar los primeros puestos al momento del registro televisivo, lo cierto es que fue permanentemente consultado por los principales protagonistas.
La sombra del Lole
La fuerte presencia de Reutemann debe haber incidido sin duda en la decisión de Adolfo Rodríguez Saá de invitar a Obeid a ocupar la siempre complicada Jefatura de Gabinete. Y también tiene que haber pesado al momento en que Ramón Puerta convocó al senador nacional Oscar Lamberto para que ocupara, por pocas horas, la Secretaría de Hacienda y Finanzas.
Lo anterior no implica quitar méritos a ninguno de los dos. Por el contrario, fueron las gestiones de Obeid, primero al frente de la Intendencia santafesina y luego como gobernador, más la experiencia política acumulada a lo largo de los años, los créditos que también debió valorar el nuevo presidente para confiarle un puesto de tanta jerarquía y responsabilidad.
Y en cuanto a Lamberto, son bien conocidos sus antecedentes como economista que le posibilitaron estar durante años al frente de la estratégica comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación.
Con respecto al Tati Vernet, su designación se trata de algo diferente, ya que nunca militó en cercanías de Reutemann y hace años que no desarrolla públicamente una actividad política en la provincia.
Pero también es factible que sus cuatro años de gobernador de Santa Fe, en el comienzo mismo de la recuperación democrática, hayan gravitado al momento de su nombramiento.
En este marco de suma convulsión, se rescata el hecho de que una provincia de tres millones de habitantes tenga una alta representatividad en el gobierno nacional. De este modo, Santa Fe podrá verse defendida en los momentos en que se tomen las decisiones clave de este tiempo crucial.
La Ciudad
