La antorcha olímpica llegó a los jardines de la Casa Blanca ayer portada por una viuda a causa de los atentados del 11 de septiembre en lo que el presidente George Bush dijo que se trata de "una lección de ciudadanía, valor y compasión". El recorrido de la antorcha, desde la antigua Olimpia en Grecia hasta Salt Lake City de Utah, donde se celebrarán los Juegos Olímpicos de Invierno, incrementó su simbolismo en un país que fue duramente afectado por los ataques contra Nueva York y Washington. Elizabeth Anderson Howell, que perdió a su marido, Brady, cuando el avión en el que viajaba fue secuestrado y lanzado contra el Pentágono, entregó la antorcha a Bush entre lágrimas. "Su participación en el relevo de la antorcha representa la fortaleza mostrada por tantas familias el 11 de septiembre y durante estas festividades rezamos por paz y bienestar para ustedes y sus familias", dijo Bush. Tras el encendido de un pebetero en el jardín al sur de la Casa Blanca, Bush dijo que la atención del mundo iba a concentrarse otra vez sobre Estados Unidos, aunque en esta ocasión por causas mucho más felices, en referencia a los Juegos Olímpicos. "Esta llama representa la capacidad y la dedicación en competición amistosa y, realmente estoy orgulloso de dar la bienvenida al espíritu olímpico que llega a Estados Unidos", dijo. La antorcha recorre 21.725 kilómetros por Estados Unidos en 65 días, transportada por atletas y en avión, tren, trineos tirados por perros y coches de caballos hasta que llegue a Salt Lake City el 8 de febrero. Los organizadores de los Juegos de Invierno 2002 han llamado a los relevos de la antorcha "Tributo a los ciudadanos caídos del mundo". Eric Jones, un universitario que ayudó a los heridos del atentado contra el Pentágono, hizo el último relevo en la capital estadounidense, antes de que la antorcha siga hacia Baltimore y Nueva York. (Reuters)
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