La voz entrecortada, pero con mucha fortaleza para ponerle el pecho a las balas. La familia Coria acaba de sacarse un gran peso de encima. Cacho, el papá de Guillermo, guardó el secreto durante meses. Era parte del pacto con la ATP para que la sanción no fuera más grave, a pesar de la comprobada inocencia del Mago, que fue sancionado el jueves por positivo de nandrolona y recién volverá a jugar el 13 de marzo. La pesadilla acabará ese día, pero ya corrió mucha agua debajo del puente. Una historia de idas y venidas, de búsqueda desenfrenada de pruebas, de silencio doloroso y casi insostenible, de inversión importante. Es que había muchas cosas en juego. Por encima de todas, el honor de la familia, la salud y el futuro del tenista más talentoso de la Argentina. Todo convertido en un solo eslabón para combatir la injusticia. "Le confieso que anoche, por primera vez en muchísimo tiempo, pude dormir. Fueron días muy duros en los que hicimos todo lo que debíamos para que se supiera la verdad", le dijo ayer Oscar Coria a Ovación. El temperamental padre del tenista parece haberle dado paso al hombre reflexivo, pausado, a veces medido, que requiere la ocasión. "Tenemos que estar todos juntos, unidos y fuertes. El calvario empezó a terminar porque ahora sabemos el día, el año y la hora en los que Guillermo podrá volver a jugar. Fueron tiempos largos, durísimos, injustos... Pero lamentablemente la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) está estructurada de esa forma. Nadie sabía que hace dos semanas habían venido a hacer controles a muchos jugadores argentinos. Parece una persecución. En otros países pasa cualquier cosa y no pasa nada con los jugadores". -¿Cuál fue el error? -No hay ningún error. Lo que pasó es que Guillermo tomó un complejo vitamínico contaminado y la única responsabilidad le corresponde a la ATP porque jamás informó que esto podía suceder. El Comité Olímpico Internacional (COI) les avisó a todos sus atletas, organizó reuniones y hasta penalizó a algunos deportistas por no concurrir. Hay disciplinas que están bien organizadas y tiene gente coherente. La ATP debería haber defendido y protegido a mi hijo, porque él paga para estar dentro de esa organización, que es la de los jugadores. Por suerte pudimos encontrar el complejo vitamínico. -¿Cómo lo encontraron? -Cuando nos avisaron del resultado empezamos a estudiar por todos lados. En Estoril Guillermo había tenido un fuerte dolor de cabeza y le habían inyectado Migral. Cuando leímos el prospecto tenía un producto que no está permitido, pero fue dos semanas antes de Barcelona. Entonces contratamos en Inglaterra a Vivian James, del COI, especialista en nandrolona, para saber la verdad y poder descubrir qué le había pasado a mi hijo. Entonces él descubrió que no era una inyección, ni siquiera un sabotaje por la escasa cantidad de sustancia prohibida que daba el análisis. Llegó a la conclusión de que era un comprimido y empezamos a evaluar todos los que había tomado. Por suerte en el frasco de esa gira habían quedado algunas pastillas y las mandamos a analizar a una universidad muy importante de Inglaterra que detectó que las multivitaminas estaban contaminadas, no así el aminoácido que tomaba. ¿Y lo del Migral en qué quedó? -En nada porque ya se había disuelto. Pero quiero que quede claro que tuvimos la suerte de encontrar el producto, porque de otra manera estaríamos con dos años de suspensión, que hubiera sido el final de su carrera... Tuvimos que seguir porque era un frasco abierto y tuvimos que mandarlo con custodia. Por suerte encontramos uno cerrado con el mismo número de lote y mandamos dos potes a Inglaterra. Uno de ellos dio positivo.
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