Carolina Taffoni
Turf llega esta noche a Rosario para presentarse, a las 22, en La Rockería, Wheelwright 1745. El grupo mostrará las canciones de "Turfshow", su tercer álbum recién editado, y hará un repaso por los hits de sus discos anteriores. La banda formada por Joaquín Levinton (voz y guitarra), Tody Tapia (bajo y contrabajo), Leandro Lopatín (guitarra y sampler), Fernando Caloia (batería) y Nicolás Ottavianelli (teclados) fue revelación hace cuatro años con su CD debut, "Una pila de vida", que vendió 15 mil copias gracias a hits como "Casanova", "Crónica TV" y "Panorama". Después el grupo fue abandonado por su sello discográfico cuando decidió grabar "Siempre libre" (1999), un álbum más experimental con menos temas gancheros. Ahora el combo rockero pretende lograr un equilibrio que le permita llegar al éxito sin renegar de la búsqueda de otros horizontes musicales. El líder de la banda, Joaquín Levinton, explicó a Escenario cuáles son las novedades de "Turfshow", dijo que Turf es la mejor alternativa al aburrimiento, aseguró que los jóvenes de hoy no se divierten y reflexionó sobre la carrera de la banda. "Todo nos llegó muy rápido", afirmó. -¿Cómo es "Turfshow" en relación a sus discos anteriores? -En este disco incorporamos nuevos géneros, como el folk, el heavy metal y el foxtrot. También usamos instrumentos extraños para nosotros como el banjo, la gaita, la guitarra slide y las percusiones hindúes. A nosotros nos gusta experimentar e investigar en el contexto de las canciones, para no aburrirnos y no aburrir a los demás. -¿Cuáles fueron las influencias para abordar otros géneros? -Muchas, desde Bob Dylan hasta el disco "El salmón" de Andrés Calamaro, pasando por "Hoy trasnoche" de los Auténticos Decadentes. Como siempre, también están los Rolling Stones, los Beatles y David Bowie. -¿Qué diferencias hay entre trabajar con una multinacional y grabar para un sello más chico? -Al menos ahora alguien nos atiende. Antes era como tratar con un frasco lleno de tubos. Te decían que te querían ver a tal hora, en tal lugar, y cuando ibas ya no quedaba ni la calle. A nosotros nos fueron echando de todas las compañías discográficas, no pudimos terminar en buenos términos. Eso es por culpa del país, que va rebotando como una pelota de pool siempre en el borde. Además nosotros hicimos un primer disco lleno de hits y el segundo fue psicodélico, totalmente progresivo. Se hizo muy difícil venderlo. "Siempre libre" fue una carnicería. Desde nuestro viejo sello (Universal) nos hicieron grabar un montón de temas y después nos devolvieron el contrato, porque no les interesaba lo que estábamos haciendo. -¿Qué relación tienen con Charly García? -El participó en nuestros primeros dos discos, es como un padre para nosotros, como un hermano, como una comadre. Todo eso junto. Nosotros no le ponemos límites, él viene al estudio, elige un tema y graba lo que quiere. -¿Se consideran un grupo alternativo? -No, porque no somos una alternativa a nada, salvo al aburrimiento. Tampoco nos consideramos un grupo consagrado, recién estamos saliendo de boxes. Obviamente somos una banda más chica que Divididos o Bersuit, pero también somos más jóvenes. Ellos tienen más de diez años de carrera, nosotros recién estamos sacando nuestro tercer disco. Además no queremos ocupar ese lugar de hacernos cargo de la realidad. Cuanto más lejos estemos de la realidad, mejor. Esa actitud es la que pretendemos contagiar a la gente. -¿De qué bandas se sienten cerca? -De los Redondos, esa es la banda que más me gusta. Me parece que tocan un rocanrol fino y elegante. También me gusta Sumo. -¿Por qué Turf es tan difícil de etiquetar? -Porque hacemos todo con absoluta libertad. Para nosotros el enemigo es el aburrimiento. -Al principio fueron tildados de banda stone, ¿ese rótulo resultó acertado? -No, estaba muy lejos de nosotros. Lo dijeron porque ni se molestaron en escuchar los discos. Nosotros tomamos la actitud rockera de los Stones, eso de hacer lo que uno quiere, pero a nivel musical no tenemos mucho que ver con ellos. -Después los trataron como una banda fashion... -Eso fue cuando trabajamos para una campaña de Levi's. En un punto dijimos "vamos a jugar con esto, vamos a ver hasta dónde se puede llegar". Y llegamos hasta el extremo. Teníamos 20 años, éramos un grupo de rock recién salido del underground y estábamos en las vidrieras de los shoppings. Era graciosísimo, estábamos en la vidriera del Alto Palermo. Eso se podía ver de dos formas: una, la de se vendieron a los shoppings. La otra, la nuestra, que era reírnos de todo. En vez de ser una banda de culto nos metimos en la sopa, y los engañamos a todos. -¿Los benefició o los perjudicó tener un disco debut exitoso? -No sé. A nosotros todo nos llegó muy rápido. No sólo porque el disco anduvo muy bien, sino porque cumplimos un montón de sueños. Tocamos con toda la gente que queríamos tocar, incluso llegando a niveles mayores, como los Rolling Stones o Primal Scream, que es lo máximo a lo que uno podría aspirar. En un momento tuvimos la sensación de haber cumplido con todo lo que soñábamos a largo plazo. Fue todo muy raro, creo que nos reventó la cabeza. -¿Cuál es el sueño de Turf? -Entrar en la lista de los grupos clásicos como Virus, los Abuelos de la Nada o Sumo. Para eso nos faltaría un disco más. -¿Te molesta que digan que imitás a Mick Jagger? -Hablar es gratis, la gente dice cualquier cosa. ¿No será Jagger el Joaquín Levinton inglés? No, es una broma. Esas comparaciones no están dentro de mis registros. Es lo mismo que si uno dice que el chorizo nuestro es la salchicha de los ingleses. Creo que para todo joven de hoy Jagger es una influencia, porque es el mejor showman del mundo. El último disco que sacó es muy bueno, está cantando bien, aunque algunos temas no me gustaron. Yo me quedo con la época de "Sticky Fingers". -Sobre el escenario das en el prototipo de la estrella de rock, ¿te sentís bien en ese papel? -Sí, me siento muy cómodo, ese es mi trabajo, saber entretener. Lo mío es hacer un show y que la gente se divierta. Los jóvenes de hoy están reviejos, no se divierten. Yo me doy cuenta porque estoy permanentemente en movimiento, no me quedo en mi casa. A mí me podés encontrar en cualquier lugar donde vayas. -¿Te considerás parte del jet set del rock? -Eso no existe. Para mí el jet set es Hugo Sofovich, todo lo que se desprende de Olmedo para abajo. La forrándula de los años noventa me parece una gronchada. El jet set no es mi mundo. -La crisis social y económica, ¿puede atentar contra la difusión del disco? -Ni me importa. Nosotros estamos fuera de esa realidad. Ojalá que el país explote y toque fondo de una vez por todas, para poder resurgir desde ahí. Como banda de rock, lo único que pretendemos es aportar más alegría y una dosis de optimismo. Nosotros tratamos de transformar lo malo en bueno, no nos gusta ese rock quejoso y mala onda. No estoy criticando a nadie, pero nuestra actitud siempre fue seguir adelante, pase lo que pase. -¿En qué cambió el grupo desde que se formó hasta ahora? -La banda se transformó en algo muy importante para nosotros. En los comienzos era una especie de hobby, y ahora se convirtió en nuestra vida. Hace dos años empezamos a sacar plata con el trabajo del grupo, y la estamos bancando bastante bien. Tres de los integrantes de la banda estamos viviendo juntos, tenemos una relación muy especial. -¿Alguna vez pensaste en una carrera como solista? -No, menos ahora, que estoy supercontento con el grupo.
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