Sergio M. Naymark
No es sencillo ni fácil el oficio del periodista. Muchas veces, para garantizar la libertad de expresión y el derecho de la población a estar informada, debemos estar presentes en lugares que no elegimos. Nuestro objetivo es cubrir desde cerca todos y cada uno de los hechos para después comunicarlos desde un lugar imparcial. Así, en estas últimas horas, periodistas de La Capital y de todos los medios de comunicación del país, muchos de los cuales sufrimos en carne propia la profunda depresión económica a la que ha sido llevado el país, fuimos testigos directos de piquetes y saqueos, de la protesta y la represión. Nuestro compañero Claudio Berón fue uno de ellos. La tarde de ayer, mientras dialogaba con los vecinos de bulevar Avellaneda al 3000 que armaron un piquete en reclamo de alimentos, una bala perdida lo hirió por la espalda. Con ayuda de otros periodistas fue trasladado al Hospital de Emergencias y desde allí al sanatorio Mapaci donde anoche, tras horas de estudios y preocupación, evolucionaba favorablemente. "Estaba en una casilla hablando con la gente, me contaban las penurias que están pasando, lo mal que viven. En ese momento empezamos a escuchar ruidos y balazos y enseguida sentí un puntazo en la espalda", recordó poco después de haber sido atendido en el Heca. "Entonces le pedí a la gente que estaba entrevistando que me viera para saber qué había pasado y me dijeron que era un balazo", dijo. A Claudio, de 38 años, casado con la colega Norma López y padre de María Luz y Juan Ignacio, se le hace imposible saber de dónde provino el disparo. "Detrás mío no había nadie. Cuando estaba hablando con los vecinos, la peor parte ya había pasado. La policía había reprimido un piquete que la gente había hecho sobre bulevar Avellaneda y Amenábar pero ya todos se habían replegado a la villa. Estaba todo tranquilo", recordó. Tras recibir el disparo, Claudio empezó a caminar por Amenábar hacia Avellaneda y ahí notó que unos 7 u 8 policías avanzaban tras él. Sin embargo no se animó a confirmar quién disparó la bala que lo alcanzó. "Empecé a pedirle a Marcelo (Bustamante, el reportero gráfico de La Capital que lo acompañaba en la nota) y a los otros periodistas que estaban en el lugar que me den una mano porque me dolía bastante y me subieron a un auto para llevarme al Heca. Realmente se portaron de maravillas", contó, agradeciendo a los colegas que estuvieron junto a él desde ese momento y hasta anoche acompañándolo en este difícil trance. Claudio llegó al Heca acompañado por los colegas Jorge Albornoz (de Multicanal) y Juan Maiorov (camarógrafo de TN). Allí le hicieron los primeros estudios y curaciones para luego derivarlo al Mapaci, donde se le hizo una tomografía computada. Poco después de las 19, el doctor Steimsleger, jefe del área, comunicó a este diario que "la bala ingresó a menos de un centímetro de la columna vertebral, atravesó el músculo psoas y rompió la apófisis transversa sin afectar ningún órgano vital". Conocido el diagnóstico, Claudio recuperó su buen humor y dejó una frase que lo pinta de cuerpo entero en su profesión: "Dejen de preocuparse por mí y vayan a laburar. No sean vagos que en el país están pasando cosas más importantes por las que preocuparse".
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