Nairobi. - La lucha antiterrorista internacional liderada por EEUU puede tener como próximo objetivo Somalia, donde movimientos integristas cercanos a Bin Laden se instalaron aprovechando el vacío de poder. De este modo, la atención se centra en este país africano mientras los conflictos propios del continente son dejados de lado. O peor aún, opinan algunos expertos: la guerra estadounidense está cimentando muchos frentes en Africa. "Al señalar a ovejas negras y hermanarse con nuevos aliados, EEUU está creando nuevos flancos en algunos conflictos", asegura un diplomático occidental en Nairobi.
Eso es lo que está pasando en la guerra civil de la República Democrática del Congo (RDC): los observadores consideran que la calificación por parte de Washington de tres grupos rebeldes locales -entre ellos una guerrilla ugandesa y rebeldes hutu de Ruanda- como terroristas le sirve de carta blanca a los invasores Uganda y Ruanda en el vecino país. "Esto es un regalo para los presidentes de los dos países. Con ello, pueden justificar la presencia de sus tropas en el Congo con el argumento de que están luchando contra terroristas", explica el politólogo ugandés Philip Kasaija.
El jefe de Estado de Uganda, Yoweri Museveni, y su homólogo ruandés, Paul Kagame, aducen intereses en materia de seguridad para justificar la presencia de sus soldados en el país vecino, así como para apoyar a las guerrillas en el norte y el este del Congo. Pero sin la retirada completa de tropas extranjeras, la misión de la ONU en la región, en la que tanto insiste el presidente congoleño, Joseph Kabila, está bloqueada.
Congo, un país ingobernado
A finales de este año en el que asumió el poder tras el asesinato de su padre, Kabila sigue sin gobernar sobre apenas más territorio que la capital, Kinshasa, ya que aproximadamente la mitad del país sigue en manos de los rebeldes. Y el saqueado país sigue decayendo tras tres años de guerra.
La anunciada continuación de las conversaciones de paz en enero de este año en Sudáfrica no se debe precisamente a la política norteamericana, señalan los analistas. "Pero mientras no haya paz en el Congo, tampoco puede continuar el frágil proceso de paz en Burundi", asegura Francois Grignon, del Grupo Internacional de Crisis (ICG, por sus siglas en inglés). Incluso tras la llegada a ese país de un gobierno de transición compuesto por los rivales hutus y tutsis, el 1º de noviembre, continúan los crímenes. Así que sigue aumentando la cifra de 200.000 muertos y 500.000 desplazados de los ocho años de guerra. Y los partidarios de la línea dura boicotean la frágil solución de paz.
También parece que se está tambaleando la paz que desde un año reina en el Cuerno de Africa. En las últimas semanas, los enemistados Etiopía y Eritrea han vuelto a culparse mutuamente de violar el acuerdo de paz. Se acusan de actividades en la zona desmilitarizada de 1.000 kilómetros, vigilada por 4.200 cascos azules.
Pero mientras vuelven a sonar los tambores de guerra, parece que el jefe de Estado de Etiopía, Meles Zenawi, empieza a pisar terreno firme. En su búsqueda de aliados en la guerra contra el terrorismo, el responsable para Africa del Departamento de Estado , Walter Kansteiner, también ha hablado con Zenawi.
Los diplomáticos consideran probable que EEUU envuelva a Etiopía en una posible lucha contra el indeseado vecino Somalia. "Con una alianza de este tipo", consideran los expertos, "desequilibrarían notablemente el balance de fuerzas en detrimento de Eritrea".
Aunque para muchos políticos en Addis Abeba la guerra contra Eritrea ha estallado demasiado pronto. "Quién sabe lo que podría pasar si EEUU vuelve a despertar los ánimos bélicos de Etiopía", advierte un eritreo exiliado en Nairobi. (DPA)