La avenida de Circunvalación se transformó ayer en un foco de conflicto permanente. Grupos de desocupados cortaron el tránsito una y otra vez, al tiempo que la policía intentó dispersarlos. Hubo robos a camiones y destrozos de parabrisas. Al cierre de esta edición continuaban los enfrentamientos entre uniformados y vecinos del barrio Las Flores norte. Fue una seguidilla de cortes y con el tiempo se volvieron más violentos. Habían pasado pocos minutos de las 19 cuando un grupo de jóvenes arrojó troncos y chapas en Circunvalación y Oroño. Minutos después, 5 móviles policiales llegaron para dispersarlos y comenzó el intercambio de disparos. Volaron piedras y balas de goma y se sucedió una seguidilla de detonaciones de armas de fuego desde ambos lados. Unos metros más adelante, en Circunvalación y España, otro corte entró en escena. Esta vez, el piquete detuvo la marcha de un camión de Andreani y los manifestantes intentaron asaltar al conductor. La llegada de la policía evito el atraco y comenzó otro tiroteo. Hasta allí llegó a duras penas otro camión con su parabrisas destrozado. "Se me pararon dos pibitos adelante y me tiraron unos cascotazos terribles, casi me matan", se quejó el chofer mientras se sacudió los vidrios que tenía sobre su camisa. Y la postal volvió a repetirse. Otro piquete se levantó en Circunvalación y el acceso a Villa Diego. Frente a Las Flores, la gente volvió a subir a la avenida para protestar. Los patrulleros se multiplicaron y las corridas también. Llegó el turno de los gases lacrimógenos y los intensos intercambios de disparos entre vecinos y policías. Un móvil de la Guardia de Infantería bajó por Ayacucho y se acercó hasta la villa Molino Blanco. Las balas volvieron a dominar el ambiente y la tensión fue una constante entre los desocupados y los policías. Al cierre de esta edición, los focos de conflicto seguían latentes. Los desocupados volvían a multiplicar los cortes al tiempo que los uniformados intentaban desalojarlos. Debajo de la avenida, en tanto, los saqueos se sucedieron una y otra vez. En Oroño y Presidente Quintana, un frigorífico fue vaciado por un grupo de más de 200 personas de una villa de emergencia cercana. Los manifestantes también dejaron su huella en una distribuidora de productos alimenticios ubicada a una cuadra del frigorífico. "Es impresionante, son como hormigas", dijo un vecino que comparó el peregrinar de los saqueadores con las largas filas de esos insectos. Allí estaban, mujeres y niños cruzaban por Oroño con sus brazos repletos de mercaderías, al tiempo que dos jóvenes empujaban una carretilla llena de cajas de vino. Unos metros más adelante, un comerciante no lo dudó. Sacó el soldador y cubrió el ingreso de su comercio con chapas. "A mí no me van a robar", sentenció. Producción periodística: Gabriela Zinna, Sergio Roulier y Claudio Berón.
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