Llegó el día tan temido. La crisis social que se mostraba con piquetes, reclamos parciales y saqueos, que el gobierno imaginó primero aislados y ahora intenta contener con el dictado del estado de sitio (desde la cero hora de hoy y por 30 días), estalló ayer con ataques a supermercados y pequeños comercios y una cifra provisional de siete muertos. Además, hubo 108 heridos -76 policías y 32 civiles- y 328 arrestados en diferentes puntos del país. Este fue el escenario que reflejó la realidad incontrastable de la Argentina: un 35 por ciento de excluidos y un contexto que permite la confluencia del hambre y la delincuencia. Los saqueos y enfrentamientos entre fuerzas policiales y manifestantes se extendieron en todo el país, desde la Capital Federal y zonas clave del conurbano bonaerense, hasta Santa Fe, Rosario y Cipolletti, epicentros de situaciones incontenibles. La crisis se cobró, al cierre de esta edición, siete muertos: un joven de 24 años, identificado como Diego Avila, quien fue baleado en la cabeza durante el saqueo a un supermercado propiedad de personas de origen chino, en Villa Fiorito (Lomas de Zamora), además de dos hombres y una mujer en Rosario. La lista se engrosó con un adolescente en Santa Fe, una mujer en Villa Gobernador Gálvez y otra en Cipolletti (Río Negro). El primero de los hechos se registró cerca de las 17, cuando numerosas personas se agolparon frente al supermercado Family, cuyo dueño permanecía detenido. En Cipolletti, Elvira Abaca, de 46 años, murió al recibir un balazo en medio de los enfrentamientos entre policías rionegrinos y manifestantes. Los saqueos fueron acompañados por una imagen doble: la gente, desolada y con hambre, llevándose comida de supermercados y negocios, y grupos visiblemente organizados, que cargaban contra locales de electrodomésticos y que generaban desmanes que excedían el marco del reclamo social. En la Capital Federal, la crisis se concentró en el barrio porteño de Constitución, donde hubo incidentes frente a un supermercado y en las puertas de otro de la cadena Coto, donde fue detenido un hombre de 40 años. La Cámara de Comerciantes de la Vía Pública, sumada a los manifestantes, advirtió que obligará a las cadenas de la zona a permanecer cerradas durante las fiestas. El gobierno porteño incrementará la distribución de alimentos en las próximas horas y centralizará tareas de prevención para proteger a los comerciantes. Por su parte, la Policía Bonaerense admitió que las estimaciones realizadas para acotar la furia social con la entrega de alimentos fueron escasas, como ocurrió en Tapiales, donde un supermercado fue arrasado por la gente. En Lanús Oeste se vivió uno de los momentos más críticos: varias personas intentaron ingresar por la fuerza a un supermercado Coto e incendió el frente de la sucursal, para luego huir hacia el interior del barrio perseguido por la policía. Fue, en rigor, un punto clave para un panorama de anarquización. Los comerciantes se transformaron en atónitos testigos de cómo se rompían vidrios y vallados metálicos para robar electrodomésticos, sin que pudiera verse un solo policía. Miguel Angel Fabiano, quien tiene desde hace 26 años un comercio en la misma esquina, miró, llorando, lo que quedaba de su negocio y sencillamente se preguntó: "¿Qué le hice yo a la gente?". Lo mismo ocurrió sobre la avenida Gaona, a la altura de Ramos Mejía. Allí se saquearon locales y supermercados sin intervención policial. También se registraron incidentes en Tigre y Villa Celina, donde resultó herida una mujer de 30 años. Vicente López, El Palomar, San Martín, Moreno (donde se interceptaron camiones con mercadería), Tres de Febrero, La Matanza, San Isidro, San Fernando y José C. Paz, fueron otros partidos conflictivos. En la Capital Federal y el conurbano bonaerense el temor ganó a los comerciantes que fueron cerrando progresivamente las persianas ante la expansión de la información que mostraba un escenario de superación de la fuerza policial. El temor pudo registrarse en el microcentro porteño, al igual que en zonas del sur del conurbano donde, por ejemplo, la avenida Mitre mostró un paisaje más vinculado a un día feriado que a una jornada normal. Anoche, la tensión se reinstaló en Plaza Constitución y La Boca. Pese a la insistencia de la policía sobre las órdenes que tiene de evitar la represión, pudieron detectarse -de acuerdo a varios testimonios- verdaderas zonas liberadas. La demora de los uniformados en intervenir fue duramente cuestionada por los comerciantes. La evolución de la crisis obligó a reforzar la seguridad en el Congreso. Además, diputados y senadores dejaron en libertad de acción a sus empleados.
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