En pleno estallido social, cuando numerosos supermercados eran saqueados, funcionarios del gobierno nacional, dirigentes empresarios, sindicales y de la oposición retomaron ayer el diálogo político en procura de alcanzar una concertación nacional, con la Iglesia como eje convocante a través de Cáritas. La reunión se celebró en la sede de Cáritas, en Balcarce 236, a menos de 200 metros de la Casa de Gobierno, y hasta allí llegó también el presidente Fernando de la Rúa, quien sufrió en carne propia el malestar social, al ser insultado al llegar y al retirarse del lugar en automóvil, que fue atacado también con baldosas y patadas por manifestantes. "Poné huevos, De la Rúa"; "Andate, ladrón", fueron algunos de los gritos que recibió el jefe del Estado al llegar a Cáritas. Luego, al retirarse en medio de un tumulto, De la Rúa, rodeado por sus custodios, alcanzó a abordar el automóvil e instantes después uno de los manifestantes arrojó un trozo de baldosa contra el vehículo, que se alejaba a toda velocidad, mientras decenas de personas proferían insultos de todo tipo. A la convocatoria eclesiástica concurrieron además de De la Rúa, quien sólo participó un rato del encuentro, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo; el ministro del Interior, Ramón Mestre; los gobernadores José Manuel de la Sota y Angel Rozas (presidente del radicalismo); los senadores Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde y el secretario general del PJ, Eduardo Bauzá, por la clase política. Otros funcionarios que tomaron parte del encuentro fueron el jefe de Gobierno Porteño, Aníbal Ibarra; el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo; el vocero gubernamental, Juan Pablo Baylac, y el presidente del Banco Nación, Enrique Olivera. A la mesa, que lideró el titular de Cáritas, monseñor Jorge Casaretto, también se sentaron los líderes de las centrales obreras, Rodolfo Daer y Hugo Moyano; y los titulares de la UIA, José Ignacio de Mendiguren; de la Sociedad Rural Argentina, Enrique Crotto, y de la Coordinadora de Actividades Mercantiles y Empresarias (Came), Osvaldo Cornide, entre otros. Un dirigente político que participó del encuentro relató a La Capital cómo De la Rúa escuchaba lo problemas "como si fuera un legislador y no un presidente". Durante la reunión, los presentes tuvieron que acatar sin respiro el sermón del titular de Cáritas, que por un largo rato habló de la crisis moral y política y de la urgente necesidad de que los políticos se pongan al frente y tomen decisiones. De la Rúa escuchaba. En el medio de la reunión, De la Sota se informaba a través de su celular de la crítica situación de su provincia y comentaba: "Creo que me están quemando la Municipalidad". Con el transcurrir de las horas la tensión fue aumentando, y según relató la fuente a La Capital, representantes de las Fuerzas Armadas se comunicaron con De la Rúa para decirle que "no colaborarían en esta situación, y que en todo caso lo resuelva con Gendarmería". Aún no se hablaba de estado de sitio. Al cabo del cónclave, que se prolongó por algo más de tres horas en un clima de fuerte tensión social, Colombo informó que el intercambio de ideas resultó "positivo" y negó que en las conversaciones se haya pedido la renuncia del ministro de Economía, Domingo Cavallo, desmientiendo así una información que habría brindado poco antes el empresario Cornide. Previamente Osvaldo Cornide consignó que el presidente De la Rúa, ante los participantes del encuentro, ratificó tanto la política económica como a su ejecutor, el ministro Domingo Cavallo.
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