 |  | cartas Doscientos años después
 | Hace casi doscientos años que una asamblea que representaba la intención de soberanía del entonces pueblo de la patria decidió mandar acuñar monedas como signo de voluntad soberana de la creación de una sociedad independiente que luego fue Argentina 1813. Doscientos años después nos estamos quedando sin moneda, ese símbolo inequívoco de soberanía política que distingue a la libertad de un pueblo. Por lo menos hasta hoy así lo reconocen las naciones de la tierra. No sabemos qué ocurrirá en el futuro de la sociedad globalizadora. Pero se trata del futuro, no del presente. Aunque más no fuera un acto de "tacto político", el signo monetario no debe ser tocado en cuanto a esa condición soberana. Es algo de lo poco que nos queda. Otros signos son la bandera, el himno y pocas cosas más. La dignidad de los argentinos está en juego en este peligrosísimo juego de la globalización. Pero el conservar nuestra cultura y dignidad alienta la esperanza de que seremos capaces de manejar nuestra economía. Hoy nos dicen que no sabemos administrar nuestro patrimonio. Somos, o casi, un país subalterno, incapaz de ser libre. Demostrémosles que no es así, casi doscientos años después de ser libres. Victorio A. Nuccetelli
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