"Tuve mucho apoyo de mi familia y mis amigos. Guillermo Vilas me ayudó muchísimo, me guió. Eso me sirvió para volver de la forma en que lo hice. Entrené muy fuerte y por suerte conseguí resultados". Juan Ignacio Chela puede contar qué se siente cuando el mundo se viene encima, pero fundamentalmente su testimonio se transforma en un generoso ejemplo cuando se comprueba cómo pasó de quedarse sin nada por un caso de doping a recuperar casi todo con una voluntad de hierro y una cabeza envidiable en apenas cinco meses. -¿En qué se transformó aquello, en una enseñanza, en un mal recuerdo? -Es un mal recuerdo del que no me gusta mucho hablar. Pero me enseñó a estar atento en todos los detalles para llegar a lo máximo. De repente me hizo ver que mucha gente de la que yo esperaba algo no estuvo y otra, de la que no esperaba nada, estuvo al lado mío. -Una especie de paneo que permitió sacar conclusiones sólidas. -Sí, creo que eso se está notando en mi juego. -¿Cuáles son las aspiraciones para el 2002? -Me gustaría terminar el año entre los 30 primeros. Los torneos que vienen ahora son muy duros y depende un poco de la suerte en los sorteos. Espero llegar lo más lejos posible. -Cuando quedaste 826 en el ránking, ¿cuál fue la meta que te planteaste? -Entrar directamente en el cuadro principal de Australia y para eso tenía que estar entre los 105 primeros. Era muy duro, pero lo conseguí. -¿Qué aspecto de tu juego fue el que más evolucionó en la segunda mitad del año? -Estuve dos meses entrenando con Mariano Monaccessi el saque y el juego sobre la red. Con eso gané numerosos partidos y me sentí físicamente muy bien. -¿Qué es lo que te queda por afinar? -Profundizar el juego de red, porque en estas canchas se cierran muchos puntos adelante.
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