Sergio Roulier
Belgrano Sur no requiere demasiadas precisiones para poder ubicarlo, su nombre lo remite todo. Pero está lejos del presente de la histórica barriada, más bien es su patio de atrás. La zona está poblada de mucha gente sin trabajo que sobrevive con las changas o el trueque. Su costado más pujante es el sector comercial de Provincias Unidas. Requiere de una malla de contención social importante y lo habitacional está resuelto en casas humildes, un Fonavi y asentamientos precarios. Si bien no tienen mucho ver con el barrio, detrás de la vía se levantan dos sectores muy populosos: Santa Lucía y La Palmera, muy carenciados y conocidos por las luchas de su gente. Antes se lo llamaba barrio Franzetti, apellido de unos de los dueños de las quintas más viejas del lugar. Es que ese era el perfil del lugar, que fue cambiando con la llegada de las primeras familias. El corredor de Riobamba siempre fue la línea central del sector, muy vinculado al barrio Belgrano. Su perfil obrero se lo fue dando su gente. La unión entre los vecinos hizo que llegaran los servicios. Del Belgrano tradicional no tiene nada, los vecinos dependen muy poco de él y ya la calle Mendoza no convoca para las compras. La gente del "sur" opta por los negocios de Provincias Unidas, muy desarrollada en ese sentido y a esa altura. Sobre la avenida hay empresas como Frecicar (envases), Artico (congelado de pescados) o el mismo galpón de la Belgrano (transporte) donde trabajan los que tienen empleo del barrio. El resto está desocupado -dicen un 40 por ciento-, vive de changas o del trueque. Betty y su hija cocinan pan, tortas y pizzas caseras para llevar al club del trueque de los sábados. Y se traen lo que necesitan para el resto de la semana. Así renovaron los hornos y la cocina para preparar los alimentos a trocar. Las anima también un espíritu solidario, a algún hombre desocupado que les pueda dar una mano con las cosas más pesadas del hogar le retribuyen con algo de comida. Y así se suceden historias parecidas. El barrio no tiene cloacas, el único colectivo que ingresa es el 122 ("y con malas frecuencias", aseguran) y es inseguro. Su trazado urbano se caracteriza por contar por calles peatonales que luego fueron pavimentadas y por donde pasan autos (Bemporat, Monte Flores, 6 de Diciembre). El Fonavi de calle Viamonte y la instalación de un asentamiento sobre Nicaragua aumentaron las demandas sociales. En materia de salud, todos deben ir al policlínico San Martín, fuera de la jurisdicción barrial; los chicos asisten al parque Oeste, más allá de que todavía sobreviven algunos potreros; y el papel de las escuelas es fundamental, y más por sus comedores. También se suman los consultorios de su vecinal, la entrega de las cajas de alimentos desde el centro Crecer y la tarea solidaria del templo Santuario de Fe. Es una zona de personajes. Está el taller del "Chapero" Bustos, líder de una de las barras de la hinchada de Central, el gimnasio de boxeo de "Lito" Muller, y la obra del pastor Norberto Carlini. Rosa Busanich, de la vecinal, apunta que el barrio creció desde el punto de vista poblacional hacia sus alrededores y eso impactó en la estructura social. Belgrano Sur termina en Circunvalación. Aunque casi ni se relacionan, del otro lado del puente de la vía se levantan dos importantes barriadas de la zona: Santa Lucía y La Palmera. El primero está formado por unos 600 módulos habitacionales que fueron ocupados por familias que llegaron de la zona de Pellegrini y Circunvalación. Viven por los planes oficiales de empleo, o sea, con 100 o 160 pesos mensuales. "Y encima, no se sabe si se cobran o si se mantendrán el año que viene", cuenta María Rosa. La Palmera es un asentamiento ubicado a la vera de las vías. Allí habitan unas 200 familias y las necesidades son más urgentes. Son gente de salir a reclamar a la calle por planes laborales o mayor asistencia. Distinta a los de Belgrano Sur, vecinos más habituados a las costumbres de un barrio tradicional, de mate en la vereda e impulsores del cuentapropismo con talleres en los garages de las casas.
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