La ratificación del factor de convergencia y la flexibilización de las medidas de control de capitales tranquilizaron al sector exportador de granos luego de cuatro días sin operaciones en el mercado. Si bien desde el miércoles pasado se retomaron las operaciones, la incertidumbre sigue marcando el ritmo de la actividad en todo el complejo agropecuario.
Urgidos financieramente pero a su vez temerosos por cada paso que dan, los productores limitan la venta de mercadería a sus necesidades puntuales, que igualmente son muchas. Con el 30% de avance en la cosecha de trigo, que además sale con problemas de calidad, llega el momento de pagar las deudas de la campaña en un contexto de desconfianza y desmoronamiento de la cadena de pagos.
Esto se nota, también, en la demanda de insumos para las siembras de segunda, tal como lo certifican distintas fuentes de fabricantes y proveedores.
"La gente prefiere guardar el grano porque cobra en pesos y a varios días, además de que de esa forma evita la inmovilización bancaria; en síntesis, todos tienen miedo de lo que puede pasar mañana y por eso mientras pueden se sientan sobre la mercadería, que no circula, y tampoco la plata", señaló un asesor de campos de la zona sur de Santa Fe.
Esta actitud cautelosa contrasta con las urgencias. "A esta altura empiezan a llegar los pedidos de los proveedores para que paguen sus cuentas, y sin crédito, lo único que queda es vender o entregar el cereal", señaló el asesor, quien también alertó sobre la cantidad de mercadería forward que se negoció este año, lo que obliga a cumplir con entregas pactadas.
Esta incertidumbre se traslada a los pagos. En un contexto de bancarización forzada y también desorganizada, los cheques pasan a ser sospechosos y las tarjetas un arma de doble filo. En algunos pueblos, los acopios "emiten" vales para que camioneros y contratistas puedan cargar gasoil y en algunos casos asoman los bonos como ilusiones de liquidez.
"Algunos frigoríficos están ofreciendo pagar con Lecop pero muchos productores todavía se resisten y por eso se operó más esta semana en los mercados y a corto plazo, el tema es que después cuesta colocar los cheques a los proveedores", señaló un productor ganadero.
Una situación similar, propia de la incertidumbre y la interrupción de la cadena de pagos se vive en la cuenca lechera.
Los directivos de las principales industrias lácteas del país se reunieron esta semana con el gobernador Carlos Reutemann. El motivo original de la convocatoria era seguir analizando mecanismos de fijación de precios para toda la cadena, pero la coyuntura se impuso.
"Estamos viendo síntomas muy preocupantes como son las caídas del consumo, las trancadas financieras, el corte de las cobranzas y la aparición de bonos provinciales", señaló el ministro de Producción, Miguel Paulón, quien ofició de vocero de la reunión, frente al silencio de los empresarios.
Los ejecutivos pidieron al gobernador que interceda por los planes de competitividad y describieron un panorama desalentador de la situación del sector. Paulón resumió: "Desde hace diez días ha desaparecido el circulante en el país y a su vez no se libera un peso desde el sector financiero, es una lucha titánica por sobrevivir".
Entre los fabricantes de maquinaria agrícola, el panorama también es desolador. Desde la firma Vassalli fabril señalaron que la demanda de cosechadoras, que había comenzado a despuntar hacia mediados de año, se esfumó por la desaparición de las líneas de financiamiento. Luego vinieron los problemas climáticos y la crisis financiera. Para el verano, las perspectivas de vender algo son casi cero.
Enrique Bertini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), se quejó porque "la comercialización esta detenida y, en cuanto a la exportación, mientras se mantenga el cambo fijo no se va a vender nada".
Un plan, cualquiera sea
Sin plan, con medidas que cambian a cada momento, la sensación de crisis terminal va ganando terreno en el sector, que pide a gritos un proyecto al cual aferrarse.
"Hace falta aferrarse a un plan, cualquiera sea, a mediano plazo porque esto no va más, pero no puede ser que todos los días te cambien las medidas, este hombre (por Cavallo) ya hartó a todo el mundo", dijo un reconocido productor ganadero de la región.
En este marco, las entidades del sector profundizan sus reclamos contra las medidas económicas y no dan abasto para responder las consultas de sus asociados. La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) instaron a los productores a "realizar sus ventas sólo en dólares o demorar lo más posible las operaciones".
En la Sociedad Rural de Rosario habilitaron un sistema de asesoramiento para los asociados que, en los días en que estuvo parado el mercado, debían aceptar los precios ofertados por escasas casas compradoras.
"Está claro que se necesita un plan de inmediato, porque con medidas erráticas como las que se están conociendo, se paraliza todo, el productor agrega a los riesgos climático y de precio el factor de incertidumbre", señaló Miguel Calvo, presidente de la Sociedad Rural de Rosario, quien señaló que esta situación agarra al sector agropecuario "en momentos en que el mercado existe, Argentina puede colocar su trigo en el mundo pero está entrampada por sus dificultades internas".
La entidad emitió un comunicado en el que criticó el debate instalado entre "dolarización, devaluación o sostenimiento de la convertibilidad" y propuso "presionar desde nuestras bases exigiendo alcanzar un acuerdo entre sectores del gobierno nacional y provinciales, los partidos políticos, las entidades de la producción y las entidades bancarias con el objetivo de afianzar la gobernabilidad, obtener el equilibrio fiscal, reactivar mercados internos y la demanda laboral, aumentar las exportaciones, intensificar y lograr un eficiente control de la evasión".
En el acto de fin de año de Confederaciones Rurales Argentinas, al que asistió el ministro de Economía, Domingo Cavallo, la crisis también estuvo presente. En ese ámbito, el titular de la entidad, Manuel Cabanellas, apoyó el canje de deuda pero reclamó un plan de aliento a la producción.
En ese sentido, defendió la formación del Grupo Productivo, junto a la UIA y la Cámara Argentina de la Construcción. ""Este grupo tuvo su origen en la convicción de que sin una producción eficiente y consolidada, que produzca y transforme riquezas genuinas, no hay empleo, no hay servicios, no hay Estado. En definitiva no hay economía. No hay una Nación soberana sustentable", enfatizó y subrayó que "esta unidad debería proyectarse sobre el ámbito político para consolidar la democracia y dar las respuestas que espera la población".
En una posición más radicalizada, Federación Agraria Argentina (FAA) y Coninagro adhirieron al paro general del último jueves y señalaron en un comunicado conjunto que "la incoherencia y el desorden generaron las últimas medidas van más allá del fracaso de un nefasto modelo acabado".
"Se trata de medidas aisladas, contradictorias, fuera de toda realidad nacional, sin un mínimo de análisis previo de sus consecuencias, dirigidas a los sectores medios y pequeños a los que se está destruyendo produciendo la pobreza y la desocupación extrema", sostienen en el comunicado.
Las entidades hicieron notar "la desesperación y el desaliento" de los productores y exigieron "cambios en la estructura política, económica y social".
La ilusión de la cosecha récord que podía reactivar la economía parece haber quedado atrás. Hoy quedan las penas y el reclamo dramático de un plan de crecimiento sostenido.