El premio Nobel de la paz Kofi Annan, hijo de un jefe tribal de Ghana, asumió en 1997 el cargo más alto dentro de la ONU y este año renovó su mandato. Desde un principio propugnó una "paz armada". Insistentemente, este hombre de 63 años lucha por la creación de fuerzas armadas internacionales que puedan ser convocadas rápidamente para detener los conflictos en su fase inicial. No confía mucho en los llamamientos a la paz. "Si no estamos dispuestos a aplastar la violencia con violencia, podremos hacer muy poco", opina. Según dice, fueron las amargas experiencias durante el genocidio en Ruanda las que lo llevaron a tomar esa posición: en 1994 no logró que la ONU aprobara la intervención y más de medio millón de personas fueron cruelmente asesinadas en el transcurso de pocas semanas. Annan dijo después que ningún otro hecho había dañado tanto la imagen de la ONU en los 90 como "la negación a distinguir entre víctimas y agresores". (DPA)
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