Año CXXXV
 Nº 49.326
Rosario,
lunes  10 de
diciembre de 2001
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Central se trajo un punto y una buena imagen de La Plata
Empató 2 a 2 frente a Gimnasia y Esgrima

Gustavo Conti

El plantel es el mismo. Las ideas, diametralmente opuestas. Mientras Juan José López siempre pensó en un equipo armado de atrás hacia delante, su sucesor Daniel Teglia apostó exactamente al revés: de adelante hacia atrás. Y pese a que los resultados no fueron los esperados, el entrenador que quiere ganarse su continuidad no parece apartarse de ese principio para conseguirla. Por eso, venía de perder ante Colón pero los hinchas no quedaron disgustados porque retuvieron en las retinas la última imagen: un segundo tiempo prometedor pese a que faltó el gol. Por eso, los pocos que estuvieron en La Plata se fueron más conformes todavía: porque Central dominó a Gimnasia casi siempre, porque recuperó el olfato goleador de Pizzi y porque el punto que se trajo hasta resultó mezquino.
Cierto es que más de un exitista refrescará que pasó una nueva fecha sin victoria, pero lo es también que de la manera en que jugó será más sencillo acercarse a ella. Porque además de un resultado alentador, Central plasmó algunas cuestiones interesantes: un juego asociado de pelota al piso, la preminencia de jugadores con riqueza técnica que fueron osados para hacer valer esas virtudes, el mejor acompañamiento a Pizzi respecto a cuando Jota Jota dirigía al equipo y su directo correlato con la aparición (al menos ayer) por primera vez en el Apertura de un conductor.
En efecto, desde la partida de Ezequiel González, Central sólo tuvo un ratito de Arriola para ilusionarse con que ya tenía reemplazante, pero recién en La Plata pareció encontrarlo. Javier García se calzó ese traje y, aunque se trató sólo de un partido, pareció capaz de poder cumplir esa función tan necesaria para cualquier equipo.
Y la prueba más contundente de que García asumió ese rol fue la vuelta al gol de Pizzi, cuya sequía no sólo podía deberse a un bajón personal sino a que jugaba en un esquema que no lo favorecía, con pocos volantes creativos cerca, lo cual lo obligaba a bajar constantemente a buscar la pelota.
Claro que para que el goleador arrimara a la red no sólo obró la conducción de García, ya que Becerra se mostró siempre como alternativa de ataque por izquierda, mientras De Bruno aportó lo suyo, como también Delgado con su rapidez y Ferrari con sus punzantes proyecciones. También los defensores, atentos a salir rápido, colaboraron para que Central sorprendiera a un desdibujado Gimnasia, que sólo contó con la persistencia de Enría y la peligrosidad más latente que concreta de Sava, más la seguridad de Noce para dejar al menos un punto en casa. Faltó contundencia en el área, donde excepto Pizzi, el resto se mostró livianito. Y además a Muñoz Mustafá le costó tomar a Sava, como a Rivarola y el propio Ferrari a Enría. Pero de todas formas, no opacó la mejor imagen que dejó Central en los 90 minutos, reponiéndose inclusive de que el local le remontara el marcador.
Si antes Jota Jota optó por el pragmatismo porque pensaba que de esa manera la mayoría de sus jóvenes jugadores podían madurar mejor, Teglia eligió el camino inverso y ayer algunos parecieron entender el mensaje. Quizás ese, más allá de un resultado alentador después de tanta malaria, sea el mejor saldo que se trajo de La Plata.



Juan Antonio Pizzi marcó los dos goles del canalla.
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