Más allá del empate sin goles ante Banfield en Parque Patricios, Racing sufrió ayer un retroceso futbolístico y le permitió a River ponerse a tres puntos de distancia en la carrera por el título del Apertura, a dos fechas del desenlace.
Racing por momentos jugó uno de sus peores partidos en el campeonato, porque con la enjundia fue insuficiente para dar el paso tan esperado. De todos modos, a Maximiliano Estévez le anularon dos goles en el segundo tiempo y uno de ellos era legítimo, ya que estaba habilitado cuando a los 64' colocó la pelota por encima de la salida de Lucchetti.
Racing había llegado al estadio de Huracán en busca de la vuelta olímpica doméstica por la que desespera desde hace 35 años, pero dejó pasar una oportunidad y River se acercó al golear a Lanús 4-0.
En el primer tiempo, el líder y candidato pareció ser Banfield, que en la media hora inicial superó holgadamente en el juego a un Racing que pasó de timorato a irresoluto e impotente.
A partir de un esquema de presión en todos los sectores del campo, Banfield se hizo dueño absoluto de la pelota, inclusive cuando hubo que dividir.
Mientras Cervera prosperaba en cada avance, los supuestos conductores de Racing, José Chatruc y Leonardo Torres, fueron incapaces de desempeñar su papel. Estos volantes fueron imprecisos y Racing se limitó a atacar en forma previsible, con pases largos y aéreos que terminaron en las manos de Luchetti o sirvieron para los despejes de Sanguinetti.
Racing prácticamente no cruzó la mitad de la cancha hasta los 26 minutos, cuando combinaron Martín Vitali y Chatruc por derecha y desequilibraron al colombiano Brahaman Sinisterra.
En cambio, Banfield, si bien no dispuso de espacios ideales porque Racing lo esperó muy atrás, intentó progresar a través de pases cortos, triangulaciones y algún cambio de frente sorpresivo.
Racing sí ofreció flancos vulnerables en cada centro aéreo, los que preferentemente partieron del botín izquierdo de Sinisterra.
Ante este panorama, la enorme hinchada de Racing (casi 45 mil fieles en Patricios) permaneció en silencio y perpleja, además de angustiada por la rápida y contundente victoria de River.
De este naufragio futbolístico del pretendiente al título sólo emergió en el mediocampista Adrián Bastía, quien con su característico coraje, a los 32 minutos, luchó por el balón ante varios rivales y dejó a Estévez en un mano a mano con Lucchetti, pero el arquero se impuso. Fue la única situación de riesgo que originó la Academia en esa etapa.
En cambio, Banfield amenazó con un cabezazo de Sanguinetti, pero la pelota rebotó en el travesaño.
También, tras unas paredes cortas, hubo un remate franco de Walter Jiménez que se fue cerca del poste izquierdo de Gustavo Campagnuolo
Inexplicablemente, en el segundo período Banfield retrotrajo líneas, se plantó más cerca del seguro Lucchetti y su única y limitada apuesta ofensiva fue el pase largo en procura del larguirucho Daniel Bilos.
Racing jugó con mayor determinación, con vocación ofensiva, pero fue igualmente ineficaz a la hora de atacar.
Levantó sus acciones Chatruc, y por momentos fue el conductor de otras tardes, pero no alcanzó para generar problemas en el área albiverde.
El equipo de Reinaldo Merlo pudo haber definido el partido en esa acción de Estévez, pero Banfield también tuvo una ocasión muy favorable cuando se escapó Cervera y tiró con potencia, pero al cuerpo de Campagnuolo, quien respondió en forma excelente y vital para las ambiciones tan postergadas de los albicelestes. (DyN)
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La Ciudad
