Mientras intentan adivinar los cambios macroeconómicos que implicará en el futuro no tan lejano, el sector agropecuario comienza a acomodarse a la restricción del uso de efectivo y la bancarización forzada por el gobierno nacional. La influencia de la nueva normativa es dispar según la cadena de la que se trate y, en principio, hay coincidencia en señalar que las principales consecuencias en lo inmediato pasan por las complicaciones operativas propias de la limitación de la caja chica, los cambios en los mecanismos de operaciones en el comercio exterior y el cerco impuesto sobre la economía en negro.
La primera semana de las medidas encontró a los empresarios del sector con la misma incertidumbre que afectó al resto de la sociedad. En el comercio granario, esto se evidenció en un menor volumen negociado en el mercado de futuro, una retracción que tiene que ver con cuestiones operativas pero sobre todo con las dudas que existen sobre la evolución de la política económica a nivel general.
En rigor, por fuera de los que operan en negro, el cheque o la transferencia electrónica de pagos es moneda corriente en el mercado. "Sí hay complicaciones de caja chica, con el pago de los gastos fijos relacionados con la administración de las empresas o la compra de algunos insumos que todavía se realizan en efectivo", señaló el analista de una casa corredora local.
Por el lado de las disposiciones relacionadas con el comercio exterior, en los primeros días se habían paralizado las operaciones que involucraban transferencias de divisas al exterior, como la remesa de utilidades de empresas multinacionales a sus casas matrices, o el giro de diferencias para los que operan directamente con Chicago.
Merced al control de movimiento de capitales dispuesto por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, este tipo de transferencia requiere la autorización del Banco Central, a través de mecanismos que todavía no están muy claros.
El miércoles pasado, en tanto, el gobierno dispuso la obligación de liquidar los dólares de exportación en el país para las empresas que quieran mantener los reintegros a las ventas externas y los que corresponden al factor de empalme. La medida provocó que el jueves los exportadores salieran del mercado hasta conocer más detalles de la reolución. La falta de compradores agravó la situación de iliquidez de los productores.
Estos cambios fueron los menos difundidos en la vorágine de apertura de cajas de ahorro, consultas sobre depósitos, maquinitas para el débito automático, etcétera. Sin embargo, son tan importantes a nivel macroeconómico como que apuntan a desmantelar uno de los pilares de la convertibilidad que alumbró el propio Cavallo a principios de los 90: el movimiento irrestricto de divisas.
Con las últimas medidas, el gobierno retoma el control de los dólares que entran o salen del país, de modo de evitar una fuga y hacerse su propia caja para afrontar las crecientes dificultades en el frente externo.
La caja chica
En el campo, abocado por estos días a la cosecha de trigo, la vida sigue. "A esta altura, la mayoría de los camioneros y los contratistas trabajan con cheque, sí hay problemas con los adelantos que se hacen habitualmente en efectivo, por ejemplo, para pagar el gasoil", señaló un productor de la zona sur de Santa Fe, quien explicó que "en algunos casos, la falta de efectivo para afrontar este tipo de gastos de caja se sustituye en algunos casos con vales que están dando los acopios para cargar en determinados surtidores".
En los acopios y cooperativas, donde pivotea el movimiento económico de los pueblos y ciudades del interior, se han transformado en centros "privilegiados" de consulta. "Con medidas que cambian a cada rato, prácticamente tenemos que destinar a uno o dos empleados para atender estas cuestiones administrativas o las consultas de los productores", señaló Rubén Fernández, titular de Cerealista Hughes y de la Sociedad Gremial de Acopiadores.
El pago bancarizado a los trabajadores rurales había causado extrema preocupación en el sector. "La mayoría son jornaleros, muchas vecces el pago se hace por día, con lo cual la complicación de abrir una cuenta es mucha para los empleadores y los empleados", señaló Fernández.
Este tema, de todos modos, entró en las medidas de flexibilización del nuevo régimen de movimiento bancario. El ministro de Economía anunció que los empleadores podrán retirar el efectivo del banco para pagar en efectivo a los trabajadores.
"El empleador ahora puede ir al banco con una declaración jurada y la nómina salarial autorizada por la Afip para que le den la plata y pueda hacer el pago en efectivo", señaló Genaro Celestino, secretario general de la sede local de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre). El dirigente gremial manifestó además su expectativa por la amnistía dispuesta por el gobierno para el blanqueo de los trabajadores.
Por el lado de los proveedores de insumos, el titular de la cámara que agrupa a las empresas santafesinas del sector, Héctor Vidal, señaló que "las nuevas medidas no tienen una influencia especial en la operatoria comercial, que se realiza habitualmente con cheque o con tarjetas agropecuarias".
"Sí influye en los servicios y enlos gastos operativos de las empresas, por ejemplo, ahora hay que proveer de tarjetas a los viajantes por la restricción de efectivo", señaló.
Un cerco al trabajo en negro
Tanto Vidal, como el presidente de la Sociedad Gremial de Acopiadores como distintos productores consultados, coincidieron en señalar que el gran cambio que traerá aparejada la nueva operatorio es el férreo cerco a las operaciones en negro.
Enrique Lingua, asesor impositivo, señaló que "el valijero que compra a culata de camión para evadir el pago de impuestos tiene que ir en efectivo, y ahora no va a tener esa plata". Las medidas caen en momentos en que, con problemas y todo, comienza a entrar la plata del trigo. De hecho, en los últimos tiempos se había avanzado en restringir las maniobras de evasión a través de la obligación del pago con cheque del IVA y el registro de los operadores de la cadena granaria.
Aún así, el comercio en negro sigue participando con cerca de un 30% del total. "Esta vez será más difícil pero la inventiva argentina permitirá que tarde o temprano le encuentren la vuelta, algunos ya están pensando como utilizar las Lecop o los patacones para seguir en actividad". señaló un productor.
En la ganadería, un sector sensible en materia de comercialización informal, las distintas crisis han forzado a un paulatino ordenamiento. Desde el sanitario, como consecuencia de la necesidad de superar la crisis de la aftosa, hasta el que deriva de la falta de efectivo. Cristián Bianchi, vicepresidente de la Asociación de Productores de Carne Bovina Argentina (Aprocaboa), señaló que "estas medidas son positivas en tanto apunten a blanquear a todas las cadenas y no hagan excepciones, ya que permitirán la trazabilidad económica de la operación".
El sector agropecuario, como todos, todavía se está poniendo a tono con las medidas, sabiendo que, a este ritmo, las sorpresas se suceden día a día. La incertidumbre, en rigor, es el principal problema. La economía argentina está frente al virtual quiebre de un modelo que rigió durante una década y la pregunta del millón es qué proyecto, se hay alguno, alumbrará como consecuencia de la crisis.